Allí donde hay un poco de pollo siempre hay alegría. Especialmente cuando compramos un pollo a buen precio y le sacamos partido entre varios en casa, razón por la que solemos recomendaros que compréis pollos enteros y los despiecéis a gusto y tranquilamente.
Todoterreno donde los haya, pues lo mismo te anima una noche que te resuelve el almuerzo, la versatilidad del pollo y sus recetas tradicionales lo hacen imprescindible en cualquier casa.
Algo que sucede además con esta receta casi mágica que viene de un clásico de la cocina china como es el pollo kung pao. La gracia de la receta está en que podemos utilizar las tajadas de pollo que más nos convenzan, pero yo os recomiendo que uséis los contramuslos, que son jugosos y tiernos, y que a esta preparación le van muy bien.
La ventaja del pollo kungpao también está en que vamos a hacer a la carne una marinada previa, por lo que si queréis usar pechuga no tenéis que temer que se os quede seca.
La gracia es cortar además las piezas del pollo en trozos de bocado y luego dejarlos marinar una media hora. La mezcla es a voluntad, pero lo normal es añadir salsa de soja, diferentes tipos de vinagre —manzana y arroz irá bien—, algo de vino blanco y un poco de maizena, dejando todo bien mezclado.
Aparte de eso, el pollo kungpao tiene poca ciencia más. Solo realizar una salsita en la que habrá un punto picante (chiles), un punto dulce (miel) y un punto fresco (jengibre y cebolleta) con la que se guarnece al pollo y que se resuelve en cuestión de minutos.
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