En los meses más fríos no puede faltar en nuestros menús diarios un buen plato de cuchara, y mucho mejor si es bien completo y reconfortante. Me gusta combinar legumbres con proteínas animales en este tipo de preparaciones, y un buen ejemplo es esta receta de garbanzos guisados con pota y tomate.
Calamares y chipirones protagonizan más a menudo este tipo de recetas marineras, pero la pota es otra opción muy a tener en cuenta. Económica y menos fina, pero también muy sabrosa y nutritiva, es un producto estupendo para preparar guisos con mucho sabor que nos dejen más que satisfechos.
Picar la cebolleta y el diente de ajo. Cortar la pota en tacos o pequeñas piezas del tamaño de un bocado. Calentar un par de cucharadas de aceite de oliva en una cazuela ancha y añadir ambos ingredientes, dejando que cocinen unos minutos hasta que se transparente.
Añadir la pota y dar unas vueltas. Incorporar el pimentón y saltear hasta que se desprendan bien los aromas. Echar el tomate pelado con sus jugos, aplastándolos para que se integren. Incorporar los garbanzos. Añadir el laurel, un poco de zumo de limón y regar con el vino. Cuando se haya evaporado el alcohol, bajar el fuego y tapar.
Dejar cocer a fuego lento durante 30-45 minutos, vigilando el nivel de líquido. Al final de la cocción, machacar el otro diente de ajo con unos granos de pimienta negra, una pizca de sal, perejil y una pizca de azafrán. Incorporarlo al guiso, remover bien y dejar cocer un poco más.
Con qué acompañar el guiso de pota y garbanzos con tomate
Podemos preparar el guiso de pota y garbanzos con tomate la víspera o con horas de antelación, y luego devolver la olla al fuego, creo que así incluso gana en sabor. Una ración generosa de este plato nos dejará más que saciados, mejor si lo acompañamos de buen pan. Fruta o yogur natural de postre, y no necesitaremos nada más.