Cuando el tiempo ya se hace otoñal así que las sopas, caldos y cremas están presentas casi a diario en nuestra mesa. Un buen plato de caldo caliente siempre se agradece y una de las recetas que más nos entusiasman para esos días es la sopa de carne casera, que os recomiendo probar.
Os digo siempre que podéis hacer estas preparaciones en olla rápida, pero a mí como más me gusta, si disponéis de tiempo, es prepararlas en cazuela tradicional a fuego lento. El resultado final es muy diferente y no es para nada trabajoso, simplemente hay que aprovechar para cocinar el caldo cuando estemos en casa durante unas horas.
La noche anterior ponemos los garbanzos a remojo en agua ligeramente tibia con una pizca de sal. En otro recipiente ponemos en agua fría el hueso y las puntas de jamón y en otro el hueso de rodilla. Al día siguiente escurrimos todo y lo colocamos en una cazuela amplia junto a la carne, las zanahorias, el puerro, la cebolla y el perejil limpios. Cubrimos con agua y ponemos a fuego medio alto para que empiece a hervir.
Una vez hierva el agua echamos los garbanzos, bajamos un poco el fuego y tapamos. Cada cierto tiempo miraremos el caldo y desespumaremos, para quitar todas las impurezas y que nos resulte un caldo lo más limpio posible. Cocemos hasta que la carne y los garbanzos estén tiernos, unas dos horas aproximadamente.
Una vez hecho el caldo, retiramos la carne, los huesos y las veduras y colamos el líquido a otra cazuela en la que haremos la sopa. Hervimos de nuevo, agregamos sal y la pasta que más nos guste, dejamos que se haga y servimos inmadiatamente acompañado si lo deseamos de algunos garbanzos o de carne de la cocción desmenuzada.
Con qué acompañar la sopa de carne casera
En casa la sopa de carne la presentamos de diferentes formas, o bien con el fideo fino de siempre acompañado de algunos garbanzos, o bien con pasta tipo tiburón y un poco de carne y zanahoria. La carne de hacer el caldo se aprovecha para otras recetas como croquetas, cocido o para poner con salsa, como os enseñaré otro día.