Se pueden hacer cremas de verduras con infinidad de ingredientes y combinaciones vegetales distintas. Por suerte, hemos ampliado un poco el repertorio de las más típicas, como la crema de calabacín, pero hay todavía hortalizas que infravaloramos y pueden dar mucho juego. El apio y el puerro son dos de ellas, relegadas a menudo a un segundo o tercer plano.
El puerro tiene al menos su protagonismo en la vichyssoise caliente o fría, y sus variantes, pero no suele salirse de ahí. Lo dejamos como fondo de caldos y pucheros, como ingrediente aromático al que roba protagonismo la cebolla y desaparece en guisos y salsas. Algo similar le ocurre al apio, imprescindible en la base de multitud de platos, pero que, por sí solo, aún asociamos a comida de dieta. Y resulta que juntos nos regalan una crema estupenda.
Me gusta la crema de puerros y apio porque es muy ligera, saludable y digestiva, pero al mismo tiempo es nutritiva y saciante. Además es súper barata y muy fácil de preparar, y admite que juguemos con los complementos a nuestro gusto. Me gusta añadirle un poco de miso para que sea más sabrosa y reconfortante, pero se puede omitir o sustituir por un poco de salsa Perrins, algo de mostaza, un toque de nata líquida o queso.
Sienta de maravilla a la hora de la cena estos días ya fríos de otoño-invierno, y también puede ser un primer plato suave en cualquier menú. Con un huevo escalfado, dejando la yema muy melosa, se vuelve un manjar más completo.
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