Jaime de las Heras
Editor SeniorQue en una misma calle esté, si hablamos de Madrid, uno de los mejores restaurantes italianos de la ciudad y que apenas unos pasos más allá aparezca una de las tortillas de patatas más famosas de la capital, el restaurante marroquí más conocido y que, además, puedas tener opciones de sushi moderno, buenos chuletones, coctelería de autor e, incluso, opciones plant-based totalmente veganas no es tan fácil como parece.
Si, además, todo esto sucede en una calle peatonalizada de apenas 240 metros de longitud, tampoco es tan fácil. Y si sucede en el barrio de Salamanca, donde raro es encontrar calles de estas dimensiones y condiciones, más todavía.
Pero las hay. Concretamente una y no, evidentemente no es la calle Jorge Juan, una de las más gastronómicas de Madrid y donde, entre otros Grupo Paraguas tiene sus grandes insignias culinarias, y donde también otros locales como Lobito de Mar, La Máquina o la parrilla argentina Ceferino aparecen.
Sin embargo, si se tiene en cuenta dimensiones y propuesta, la palma se la lleva la calle Recoletos –a la que no confundir con el Paseo de Recoletos– y que en su breve tránsito, entre el citado paseo y la calle Serrano, sorprende muy cerca de la Plaza de la Independencia, con hasta 17 bares, cafeterías, restaurantes o coctelerías en un recorrido que apenas supone 25 números.
Sashimi de atún rojo de Li-Onna.
Aquí, si empezamos desde su primer número, da margen a encontrar un japolatino de moda como Li-Onna, al que echar el guante con sus makis, temakis y nigiris, además de su potente carta de sakes, cócteles y tequilas, pero también para dejarse caer por restaurante más clásicos como Taberna Pedraza, templo de cocidos, chuletas y tortillas, que hace unos años se mudó a esta calle peatonalizada –que no peatonal–.
Chuleta a la brasa de Taberna Pedraza.
De tortillas de patatas, por seguir con el hilo, también saben mucho en Juana la Loca, que recientemente se ha trasladado a la calle Recoletos. Y de chuletas, por no cambiar el paso en lo castizo, las que ofrecen en Asador Pelotari se encuentran entre las más míticas de Madrid.
Pincho de tortilla de Juana La Loca.
Mítico es también el restaurante Al-Mounia, la gran bandera de la cocina marroquí en Madrid, donde lleva abierto en esta misma ubicación y con su decoración, casi propia de Las mil y una noches, desde los años sesenta, que se dice pronto, y que ha convertido su cuscús y su tajín de cordero en dos referencias a las que peregrinar.
El tajín de cordero de Al-Mounia.
No tiene tanta solera Noi, el curioso italiano que el chef Gianni Pinto regenta en la acera de los pares de la calle, pero es fundamental tenerlo ubicado como uno de los templos de la cocina italiana en Madrid, donde se han atrevido a hacer recetas más creativas, sin perder de vista los elementos más clásicos.
Pappardelle con ragú genovese de Noi.
También la calle Recoletos es calle de bares y copas. Harrison 1933 es una de las coctelerías de referencia en el nuevo Madrid, inspirada en la Ley Seca de los años 30, y, enfrente, Casa Canito mantiene el tipo de bar cañí aunque es un local joven que abrió sus puertas en 2023.
Incluso para que en su recorrido quepan opciones de finger food de nivel, que no es solo comida rápida, como sucede con Pizzart Villa Recoletos o con la alternativa hamburguesera de New York Burger.
Joven no es, pero su alma así lo mantiene, es Recoletos Jazz, otra de las mecas de este estilo de música en la ciudad, donde no faltan copas y cócteles amenizadas por algunos de los primeros espadas del jazz nacional.
Tortelloni de remolacha y ricotta de almendras con pistachos de Mudrá.
Por rematar el menú 'Recoletos', no se puede perder de vista el placer no culpable y veggie de Mudrá, convertido en pocos años en otra de las grandes referencias de cocina vegana en Madrid, y la oferta completa de La Vaca y la Huerta, un restaurante de la granja a la mesa, sabroso, polivalente y al que acudir en busca de producto bien tratado en una de las calles más interesantes a nivel gastronómico de Madrid.
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