El Gran Café Gijón, situado en pleno Paseo de Recoletos de Madrid, ha dejado de estar en manos de la familia Escamilla para pasar finalmente a ser propiedad de un grupo empresarial dedicado a la gastronomía más de lujo. Grupo Capuccino, con numerosos locales en lugares como Mallorca, Ibiza, Málaga o Suiza, es ya el nuevo propietario del local fundado en 1888, convertido en un icono de la vida literaria, política y social madrileña.
La operación, que ha contado con el asesoramiento de la consultora inmobiliaria Busquets Gálvez, pone así fin a una etapa histórica de uno de los restaurantes más antiguos de Madrid, reconocido por el propio Ayuntamiento como “espacio cultural de interés general”. Según ha adelantado la consultora en un comunicado, la nueva propiedad prevé reformar y reabrir el local en enero, pero manteniendo su identidad y carácter.
“El Café de Gijón conservará la esencia que le ha acompañado a lo largo de su historia. Mostramos nuestra satisfacción por la operación llevada a cabo y la ilusión en el proyecto”, aseguran desde Grupo Capuccino.
Fundado por el gijonés Gumersindo García, el Gran Café Gijón fue traspasado en 1914 a Benigno López Jabato, un peluquero extremeño, quien emprendería una profunda reforma del mismo en 1925, dándole un aspecto casi idéntico a tal y como se puede visitar, aún, hoy. Pasando décadas más tarde a funcionar también como restaurante, el Gijón alcanzó su fama por convertirse en uno de los grandes centros de tertulias literarias, culturales y políticas, atrayendo a figuras clave del panorama intelectual de finales del XIX y principios del XX.
Por sus mesas han pasado nombres como Benito Pérez Galdós, Valle-Inclán, Ramón y Cajal, Jacinto Benavente o, más tarde, Federico García Lorca, Dalí o Buñuel, clientes habituales en su época. Tal es su relevancia que el cineasta Fernando Fernán Gómez creó en 1949 el premio nacional de novela corta Premio Café Gijón, que sigue celebrándose en la actualidad.
En el año 2023 surgieron ya rumores de una posible venta del negocio familiar a un supuesto grupo inversor, pero la propiedad lo desmintió rotundamente mediante un comunicado. Por el momento no se han difundido declaraciones de la familia Escamilla relativas a esta compra.
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