Es bastante posible que la localidad alicantina de Ibi suene a muchos españoles por la potencia de su industria juguetera. También, en una medida algo menor, por su fuerza también dentro del sector del calzado. Sin embargo, Ibi también tiene mimbres para pasar a una curiosa historia festivalera e histórica con una suerte de Carnaval anticipado.
Se conoce como la fiesta de Les Enfarinats (Los Enharinados, en castellano) y se celebra todos los años desde 1981 el día 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes. Aunque la celebración tiene tintes cómicos, no tiene nada que ver con esta particularidad fiesta que hizo de las bromas y las inocentadas su razón de ser.
Tampoco, como parece evidente viendo los atuendos, con nada relacionado con la realidad del Día de los Santos Inocentes —una de las matanzas más cruentas de Herodes, según la Biblia— y sí tintes en blanco de una suerte de Carnaval.
Convertido en una batalla campal contra el poder establecido, la fiesta de Les Enfarinats es una suerte de sátira de inversión de roles sociales donde, por un día, los pobres se convierten en los regentes y los mandamases descienden en el orden social.
Divididos en dos bandos, la fiesta de Les Enfarineats es una suerte de revolución que comienza la noche del 27 de diciembre. En este caso, un primer bando llamando los Amantats (los Enmantados) recorren Ibi en una furgoneta, realizando parodias humorísticas a modo de crítica, habitualmente política, de lo sucedido durante el año. El nombre de 'enmantados' se debe a que visten una sencilla manta a suerte de capa, preparando esta rebelión que el día 28 inflamarán, ya convertidos en los Enfarinats.
Los Enfarinats son hombres casados —condición sine qua non para formar parte de ellos—, alrededor de una catorcena, vestidos de forma estrafalaria con colores chillones y tocados con sombreros, distribuyendo los cargos de la autoridad como alcalde, juez o secretario, convertidos en la nueva ley de Ibi durante este día 28.
Frente a ellos, la Oposición, que pretende derrocar a los Enharinados, enzarzándose en una poco cruenta batalla donde las armas arrojadizas son huevos y harina, poniendo el centro del pueblo perdido de blanco y amarillo, mientras el olor a pólvora de los cohetes y los petardos también colma Ibi.
La fiesta, que se dejó de celebrar en la década de los años 1950, se recuperó ya en la década de los ochenta. Aunque sus orígenes históricos no están claros, según distintos indicios habría pruebas de que ya se celebraba en el siglo XVII, siguiendo un patrón parecido al Carnaval y a la insurrección de las clases populares que este representa.
Valencia De cerca 4 (Guías De cerca Lonely Planet)
En cierto modo, similar a las Saturnales romanas, donde también se invertían los papeles de amos y esclavos durante algunos días, aunque los testimonios históricos de la fiesta de Les Enfarinats no son abundantes.
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