Que las citas son complicadas no es noticia. Pero que algunas personas las usen como plan estratégico para no pagarse la cena, sí lo es. O al menos, lo es cuando alguien lo cuenta sin filtros. Y eso es justo lo que ha hecho una española desde Estados Unidos, provocando un debate tan incómodo como divertidamente real.
Según su relato, muchas citas en ciudades como Miami o Nueva York no empiezan con un “me gustas”, sino con un “¿dónde cenamos?”. "Las chicas en Nueva York se van de cita solamente para no pagar sus cenas", explica @Carloynna, a la que sus amigas le explicaron que estas son las dating rules de la ciudad.
Esto pasa, según explica, porque "no quieren comer solas en casa" o simplemente "porque no tienen comida en la nevera", así que lo mejor es arreglarlo con una cita. Por eso, muchos optan por aligerar este trámite y quedar para un café, en lugar de cenas.
Lo curioso es que no parece algo puntual. En los comentarios, decenas de personas relatan experiencias similares: apps de citas convertidas en catálogos de restaurantes, perfiles donde se menciona abiertamente “solo quedo si hay cena”, y matches que desaparecen justo después del cheque final.
La española lo resume sin rodeos: “Muchas de estas citas son simplemente para no pagarse la comida”. Y aunque la afirmación pueda parecer exagerada, lo cierto es que hay quien ya lo practica con total naturalidad. No hay amor, pero sí hambre. Y si alguien invita, mejor que mejor. El romanticismo más capitalista ha llegado.
No todo el mundo lo ve con buenos ojos. Hay quienes hablan de manipulación emocional, de abuso del sistema o directamente de “estafas sentimentales”. Otros lo justifican como parte del juego: “Tú invitas, yo vengo. Nadie obliga a seguir después”.
En el fondo, este tipo de dinámicas refleja algo más profundo: que el dating actual no solo está mediado por algoritmos y filtros, sino también por economía y oportunismo. Y que, como en todo intercambio, lo que para unos es ilusión, para otros es pura logística.
Así que la próxima vez que alguien proponga cena desde la primera frase, conviene preguntarse: ¿le interesa el plato o el plan? Porque a veces, el verdadero protagonista del encuentro no es el match, ni la química sino el carpaccio de atún rojo.
Así que la próxima vez que alguien proponga cena desde la primera frase, conviene preguntarse: ¿le interesa el plato o el plan? Porque a veces, el verdadero protagonista del encuentro no es el match, ni la química… sino el carpaccio de atún rojo.
Foto | Cottonbro studio