Hay cosas que solo se notan cuando uno empieza a compartir piso: el precio del aceite, la velocidad con la que desaparece el papel de cocina y, en ocasiones, el famoso sabor a nevera. El tiktoker @christian11rodriguez, lo confirma: ese regusto extraño que tienen algunos alimentos tras pasar demasiado tiempo en la nevera no es una exageración, es química pura.
En el clip, el creador explica que de niño ya lo notaba en casa de sus padres, pero que al compartir piso la cosa ha ido a peor. "No puedo soportarlo", dice, describiendo cómo evita guardar comida cocinada más de un día. Lo que podría parecer una manía personal ha encontrado eco en miles de personas con la misma aversión sensorial: "Mi tribu", suspiran algunos.
Lo que coloquialmente se conoce como sabor a nevera no es otra cosa que una mezcla de olores volátiles, humedad y transferencia de aromas entre alimentos mal tapados. La nevera no es una burbuja aséptica: si hay cebolla pelada junto a un trozo de queso abierto, es cuestión de tiempo que todo empiece a oler y saber a lo mismo, una especie de mezcla difusa de olores concentrados. Una verdadera asquerosidad de maridajes forzados.
El frío ralentiza la proliferación de bacterias, pero no detiene la oxidación ni los procesos químicos que transforman el sabor de los alimentos. Algunos productos, especialmente los grasos (como quesos, mantequilla o carnes), absorben aromas vecinos con facilidad, lo que intensifica esa sensación desagradable.
A eso se suma otro factor clave: el plástico. Muchos tuppers o envoltorios flexibles retienen olores y los transfieren a la comida, potenciando ese matiz a humedad rancia que tantos reconocen al primer bocado. No hace falta tener una nariz de sumiller para detectar ese toque inconfundible.
Algunas personas son más sensibles que otras a este fenómeno. Igual que ocurre con los supercatadores (personas con más papilas gustativas), quienes tienen más olfato suelen notar con mayor intensidad cualquier alteración. Para ellos, el sabor a nevera no es un detalle menor, sino un auténtico rechazo inmediato, presente en cada bocado.
Separar bien los alimentos
Los expertos en seguridad alimentaria señalan que una nevera mal organizada es caldo de cultivo para este problema. Mantener una temperatura estable, separar alimentos crudos de cocinados y usar recipientes herméticos puede reducir significativamente la aparición de este sabor persistente.
@christian11rodriguez El sabor a Nevera existe y nadie me baja de este barco 🤢 #parati #foryou
♬ sonido original - Christian Rodriguez
Desahogo colectivo
Curiosamente, el vídeo de @christian11rodriguez ha servido como desahogo colectivo: miles de comentarios confiesan que también detestan ese sabor y que han cambiado hábitos para evitarlo, desde congelar más hasta cocinar justo lo que se va a comer. Para algunos, el sabor a nevera es tan insoportable como el cilantro para quienes les sabe a jabón.
En el fondo, no se trata solo de una anécdota culinaria, sino de cómo lo invisible —un aroma escondido en un electrodoméstico— puede cambiar la experiencia de algo tan básico como comer. Y sí, hay quienes no pueden con ello ni aunque tengan hambre.
Foto | Montaje
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