En tiempos en los que el bricolaje se mezcla con el diseño de interiores, las mesas de azulejos han logrado lo impensado: pasar de las terrazas olvidadas al centro del salón. No es una moda menor ni pasajera, sino una declaración estética que mezcla nostalgia mediterránea con espíritu artesanal. Y nuevamente las redes sociales han tenido bastante que ver.
Curiosamente, lo que empezó como un proyecto casero casi improvisado ahora aparece en catálogos de firmas de diseño de autor. El secreto parece estar en su imperfección controlada, en esa textura irregular que aporta lo que los algoritmos ya no pueden: calidez. Una mesa de azulejos no necesita ser perfecta para ser bella.
Más allá del resultado final, el proceso se ha convertido en parte del atractivo. Montar una mesa desde cero, elegir los colores, y jugar con patrones. Todo eso añade una capa de autenticidad que escasea en el mobiliario masivo de corte sueco. Y no hace falta tener un taller: basta con un espacio despejado y las herramientas justas.
El primer paso es elegir la base. Una estructura de madera simple funciona bien, ya sea una mesa vieja para renovar o un bastidor nuevo hecho con listones. Es esencial que la superficie sea firme, nivelada y capaz de soportar el peso de los azulejos sin deformarse.
Luego viene el diseño: aquí se impone la creatividad. Desde composiciones simétricas hasta mezclas aleatorias de color, el patrón elegido puede convertir una mesa neutra en una pieza central. Los azulejos tipo metro, las pastillas esmaltadas o incluso los de cerámica rústica son buenas opciones.
Adhesivo y lechada
La aplicación del adhesivo (por ejemplo, cemento cola) es crítica: una capa uniforme y bien distribuida garantiza que los azulejos no se desplacen con el uso. Una vez fijados, hay que dejar secar y luego aplicar el relleno de juntas, ese mortero fino que se cuela entre las juntas y define la estética final.
Por último y tras haber limpiado, si la mesa es para exterior, un buen sellador y impermeabilizante protegerá la superficie y facilitará su limpieza. El resultado final puede adaptarse tanto a interiores como a exteriores, convirtiendo un simple tablero en un objeto decorativo con carácter. Una pieza que no solo sirve para apoyar cosas, sino también para contar historias.
Foto | pvproductions
En DAP | ¿Toldo o estor? Qué es lo mejor para evitar que este calor infernal entre en tu casa
En DAP | Así es el moderno salón de Hiba Abouk: una lección de estilo con un color estrella