Las casas prefabricadas han pasado de ser una rareza a convertirse en una alternativa real para quienes buscan vivienda en un mercado cada vez más inaccesible. Se venden cada vez en más lugares y son una nueva manera de acceder a una vivienda que está imposible.
Su precio más ajustado y la rapidez de construcción las han vuelto especialmente atractivas, pero esa imagen de solución aparentemente fácil suele ocultar un detalle clave: están sometidas a las mismas leyes que cualquier casa convencional.
Y cuando no se conoce la normativa, los errores no solo retrasan el proyecto, sino que también pueden implicar sanciones y pérdidas económicas. Así lo advierte la asesora inmobiliaria y licenciada en Derecho Anabell Cantón.
Esta aclara que ley considera a una casa prefabricada como una obra completa, y si no sabes las cosas bien desde el principio, puedes perder tiempo, dinero y hasta la posibilidad de construir.
Según El Mundo su aviso señala el punto que muchos compradores pasan por alto: no basta con elegir un modelo bonito y comprar un terreno. Las casas prefabricadas se rigen por la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), el Código Técnico de la Edificación (CTE), además de las normativas urbanísticas locales y autonómicas.
Es decir, deben cumplir exactamente los mismos requisitos que cualquier construcción tradicional. Esto incluye seguridad, habitabilidad, eficiencia energética y adecuación urbanística, algo que quizás puede obviarse en el ilusionante proceso de habitar una casa modular.
Suelo urbano o urbanizable
Uno de los errores más comunes aparece al elegir el terreno. Para construir una casa prefabricada, debe encontrarse en suelo urbano o urbanizable, y el plan municipal debe permitir viviendas en esa parcela.
Además, el terreno debe tener acceso a agua, electricidad, saneamiento y cumplir con la topografía adecuada. Comprar una parcela rústica barata sin informarse puede acabar en un proyecto bloqueado.
El proceso tampoco se limita a instalar la casa sobre el terreno. Antes hay que obtener un proyecto técnico firmado por un arquitecto, indispensable para pedir la licencia de obra. Este documento define la construcción de principio a fin y determina si cumple todos los requisitos legales de seguridad y habitabilidad. Sin él, el ayuntamiento no aprobará nada.
Tasas y revisiones
Una vez aprobado el proyecto técnico llega la parte menos visible, pero imprescindible: los trámites. El primero es la licencia urbanística u obra mayor, que implica tasas, revisiones técnicas y la validación oficial de que la construcción cumple la normativa.
A esto se suma el pago de impuestos vinculados a la obra, como el de Construcciones, Instalaciones y Obras, el IVA correspondiente a la autopromoción de vivienda habitual o el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
Cuando la casa está terminada, aún queda un último paso: obtener la licencia de primera ocupación y, si aplica, la cédula de habitabilidad. Ambos documentos certifican que la vivienda reúne las condiciones legales para poder ser habitada y cierran definitivamente el proceso administrativo.
Aunque el Registro de la Propiedad no es obligatorio, lo recomendable es inscribir la vivienda para evitar problemas futuros con herencias, ventas o préstamos.
@anabellcanton ¿Pensando en poner una casa prefabricada? 😳 Cuidado: no es tan fácil como te dicen. Aunque sea modular, la ley la trata como una obra completa, y si no haces bien los trámites, puedes perder dinero y tiempo. #almeria Te cuento el error más común antes de construir y cómo evitarlo. 📍 Si estás en Almería, descubre el valor real de tu terreno en www.anabellcanton.com #inmobiliariaalmeria #inmobiliaria #inmobiliariatiktok #casasprefabricadas
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Este conjunto de trámites puede quedar sepultado bajo la ilusión de tener por fin un hogar a un precio bastante más bajo que los de mercado, pero todo el peso de la normativa también cae sobre este tipo de construcciones.
La popularidad de las casas prefabricadas seguirá creciendo, pero hacerlo a lo seguro significa conocer desde el principio que no son un atajo legal ni un producto instalable sin más.
Requieren exactamente el mismo rigor que una vivienda tradicional. Y como recuerda Anabell Cantón, no dominar estos detalles puede traducirse en retrasos, gastos inesperados y, en el peor de los casos, la imposibilidad de levantar la casa.
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