El ingrediente clave que Karlos Arguiñano echa a la bechamel para hacer unos canelones deliciosos

Con un ingrediente extra consigue mucho más sabor para elevar el plato

Canelones
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Liliana Fuchs

Editor

Recetas de canelones hay muchas y para todos los gustos, pero siendo un plato tan de cocina casera siempre saben a día de fiesta. Son un manjar al que es difícil resistirse, y Karlos Arguiñano suele proponer una nueva variante de vez en cuando para demostrar que todo el mundo puede hacerlos. Claro que tiene un pequeño truco que puede marcar realmente la diferencia en el resultado.

El televisivo cocinero preparó hace poco unos canelones de pollo y panceta con calabacín, pero el truco nos vale igualmente para nuestra receta de canelones caseros preferida, incluso con versiones marineras o con canelones vegetarianos. Porque, más allá del relleno, la clave está en la bechamel.

Su elaboración básica no tiene mucho misterio, y a Arguiñano le sale casi con los ojos cerrados. “Un poquito de aceite o mantequilla, lo que queráis, ponemos la harina y, como siempre, antes de añadir la leche, cocinamos un poquito la harina, para que luego no sepa a harina la bechamel”, explica con su soltura habitual. “Siempre batiendo hasta que la bechamel esté en su punto, en ocho o diez minutos”.

En su elaboración utiliza un fondo de aceite de oliva sobre el que echa 40 g de harina antes de verter poco a poco la leche, unos 600 ml para lograr la textura que busca para los canelones. Y es que además la enriquece con otro componente que le dará mucho más sabor y un bonito color, algo tan simple como salsa de tomate.

“Mezclamos todo, le da un toque marmolado”, comenta mientras sigue removiendo con las varillas, hasta incorporarla por completo. Y ya está a punto para verter sobre los canelones, rellenos y listos sobre la fuente de horno. Si quedara demasiado espesa, solo hay que corregir añadiendo un poco más de leche tras la salsa de tomate, removiendo suavemente al fuego.

Puedes probar este pequeño truco con una salsa de tomate picante si quieres darle un toque extra de sabor, o simplemente usar la que más te guste, como una salsa de tomates asados. Eso sí, procura que tenga una textura bien homogénea y sin grumos grandes.

Imagen | Atresmedia

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