La alimentación forma parte de nuestras vidas, eso lo sabemos porque necesitamos alimentarnos para poder vivir. Esto como primera función de la comida. En nuestros días, y sobre todo desde la revolución industrial (aunque principalmente bien entrado el siglo XX) un acto del que solo podían disfrutar unas pocas personas se universalizó, me refiero al hecho de considerar la comida como un disfrute y no digamos ya un arte.
Pero hoy me quiero fijar en otro hecho y que este si que pasa desapercibido por todos nosotros y es el origen de ciertos alimentos, muchas veces explicado de una forma un tanto mística y con aires de leyenda. El arroz, por ejemplo es uno de esos alimentos. El té es otro, del café ya hablamos en su día. Y seguro que la lista es mucho más larga.
Seguro que el arroz tiene muchas leyendas, ya me contareis vosotros. Pero esta que he encontrado en un viejo libro indica que es una leyenda budista. Los personajes son Shiva (Dios de la India) y una doncella llamada Retna Dumilda (Joya Radiante).
Cuenta la historia que Shiva se enamoró de la joven. Pero ella le impuso, para aceptar su amor, que le buscase un manjar del que nunca se aburriese aunque lo comiese todos los días. Shiva buscó y buscó pero no hubo forma de encontrarlo y la doncella murió de tristeza.
La enterraron en un panteón de plata y pasados unos días vieron crecer una planta llamada padi alrededor del panteón y Shiva pensó que era el espíritu de Retna, a lo cual dijo:
Repártela entre los hombres, porque desde hoy será su principal alimento
Sea como sea, está claro que muchos alimentos traspasan fronteras, el amor, el misticismo, el hambre, el comer, se mezclan y son mucho más que un simple ingrediente.
Foto | travlinman43
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