Las cocinas son espacios que se ensucian a diario y que conviene mantener lo más limpios posible dentro de las limitaciones de tiempo de cada uno. En realidad, lo más complicado de limpiar esta zona es acordarse, ya que el proceso es realmente fácil.
De hecho, si se pudieran ver en otro color los restos de suciedad, nos sorprenderíamos de su extensión y alcance pese a mantener hábitos de limpieza ejemplares en esta estancia de la casa.
En realidad, no hay más remedio que estar encima de estas superficies y limpiarlas a menudo para eliminar los restos de comida (en cualquiera de sus formas) que van copando el espacio de una forma discreta e insistente.
Es el caso de la grasa, que de forma invisible e imperceptible se va posando sobre los azulejos de la cocina. Este proceso es rápido y contundente, pues basta con cocinar algún caldo o potaje para que la grasa eche a volar y campe a sus anchas.
Pues bien, los azulejos son las posaderas de esta grasa que las ollas lanzan al ambiente tan ricamente, y por ello es importante no olvidarse de su mantenimiento de forma constante.
Mopa y alcohol
La forma más sencilla de limpiar esta zona es dotarse de una mopa revestida con una bayeta y extenderla a lo largo y ancho de la superficie. También puede hacerse con una esponja si la zona de azulejos está a mano.
En cuanto a los productos que se pueden usar para su lavado, el agua y el alcohol 70% diluido en esta son una gran opción para eliminar los restos de grasa y dejar la superficie higienizada.
Una solución de vinagre y agua también es una excelente opción. Basta con verter agua caliente y un buen chorro de vinagre blanco o en su defecto de vinagre de manzana y con una esponja y frotar el espacio.
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Una de las tiktokers referentes en limpieza lo resume de una forma muy didáctica en uno de sus vídeos, donde usa una mopa con una bayeta y la rocía con alcohol.
En su caso usa un alcohol perfumado que aparte de abrillantar la superficie, se seca bastante deprisa. Esto permite que cuando le caen salpicaduras, el alcohol las repele y resbalan.
Una vez al mes
La frecuencia de esta limpieza debe ser, como mínimo, mensual, aunque puede variar en función de la época del año. En primavera y verano, que se comen más ensaladas y platos fríos no es necesario un mantenimiento tan estricto.
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Sin embargo, en invierno, con la cocción de potajes, caldos y guisos que echan al ambiente (y por lo tanto a los azulejos) una mayor cantidad de grasas, hay que acordarse de pasar la mopa mensualmente o, de forma óptima, cada dos semanas.
Fotos | Curtis Adams/Pexels.
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