La grasa de la cocina es una de las batallas domésticas más tediosas y, al mismo tiempo, inevitables. Día tras día, el vapor de la cocción, los aceites y el calor se combinan para crear una película invisible que se adhiere a los muebles, azulejos y campanas extractoras.
Con el tiempo, esa fina capa se convierte en una costra pegajosa que atrapa polvo, oscurece las superficies y da al espacio un aspecto descuidado incluso cuando se limpia con frecuencia.
Además, la grasa no solo afecta a la estética: puede llegar a dañar los acabados de los armarios o los azulejos si no se elimina a tiempo. Los residuos grasos se endurecen con el calor, penetran en la pintura y dejan marcas que son difíciles de disimular.
Por eso, mantener una rutina de limpieza regular no es solo cuestión de orden, sino también de conservación y durabilidad de los materiales. La buena noticia es que acabar con esa grasa acumulada no requiere productos caros ni esfuerzos desmedidos.
Existen soluciones caseras muy eficaces que, combinadas con un poco de constancia, pueden devolver el brillo original a los muebles y a los azulejos. El truco está en usarlas correctamente y con regularidad, evitando que la grasa vuelva a acumularse.
Vinagre blanco
El primer truco consiste en usar vinagre blanco. Su acidez natural disuelve la grasa sin dañar el material. Solo hay que pulverizar, dejar actuar y pasar un paño húmedo. Ideal para superficies de melamina o cerámica.
Bicarbonato y agua
El segundo método combina bicarbonato con agua tibia. Esta mezcla crea una pasta que se adhiere a las zonas más sucias. Tras unos minutos, basta con frotar con una esponja suave y retirar los restos. Es perfecto para grasas antiguas o amarillentas.
Alcohol diluido
En casos más resistentes, los profesionales recomiendan alcohol de limpieza o amoníaco diluido, siempre con buena ventilación. Estos productos eliminan residuos pegados y devuelven el brillo sin esfuerzo.
Jabón neutro
Para mantener los azulejos relucientes, se puede aplicar un poco de jabón neutro con vinagre una vez por semana. Así se evita que la grasa se acumule y el resultado se mantiene por más tiempo.
También se aconseja limpiar la campana y los filtros al menos una vez al mes. Son los mayores generadores de grasa volátil, y su mantenimiento reduce el problema en el resto de la cocina.
Un truco extra de los expertos: secar siempre con papel de cocina o un paño de microfibra. Dejar secar al aire puede generar manchas. Con estos gestos simples, la cocina recupera su brillo original sin necesidad de productos químicos agresivos.
La constancia y los remedios naturales son los mejores aliados. Con estos trucos, la cocina se mantiene limpia, fresca y mucho más agradable para cocinar cada día, y desaparecen como por arte de magia todos los malos olores.
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