Es el peor programa de la lavadora y hasta el técnico lo desaconseja: es un derroche de agua

Ahorrar energía y agua depende más del ciclo que eliges que de la propia lavadora. Cuidado con esta opción porque es un completo despilfarro

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Joana Costa

Editor

En muchas casas, la lavadora funciona varias veces por semana y se ha convertido en un electrodoméstico imprescindible. Sin embargo, no todos los programas son iguales: algunos pueden resultar cómodos, pero a la larga implican un consumo excesivo de agua y electricidad.

El error más común está en confiar ciegamente en los ciclos rápidos. La promesa de tener la ropa lista en apenas media hora resulta tentadora, pero esconde un coste oculto que impacta tanto en la factura como en el medio ambiente.

Los expertos en eficiencia doméstica lo tienen claro: si quieres ahorrar y cuidar tus prendas, lo mejor es olvidarte del programa rápido y apostar por opciones más largas y sostenibles como el modo ECO, diseñado para limpiar bien usando menos recursos.

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El verdadero problema de este programa

El ciclo rápido es práctico cuando solo se quiere refrescar un par de camisas, pero no está pensado para un uso habitual. La lavadora compensa la falta de tiempo con más agua y mayor temperatura, lo que al final gasta más energía y estropea más la ropa.

Además, este tipo de programa suele ser incompatible con los ajustes ecológicos, lo que significa que no aprovecha sensores ni sistemas de optimización. El resultado es un lavado que puede parecer eficiente a simple vista, pero que termina siendo derrochador por naturaleza.

La alternativa: confiar en el modo ECO

A diferencia del programa rápido, el ECO prolonga el ciclo hasta dos o tres horas. Aunque parezca contradictorio, alarga el proceso para reducir el consumo global de agua y electricidad. Lava a menor temperatura y ajusta el uso de recursos en función de la carga.

Este programa también protege mejor los tejidos. Al evitar temperaturas elevadas y ciclos bruscos, la ropa mantiene durante más tiempo su color y su forma. Una ventaja que se suma al ahorro económico, lo que lo convierte en una elección ganadora para la mayoría de hogares.

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Claves para optimizar el lavado

Más allá de elegir el programa adecuado, hay consejos que ayudan a reforzar el ahorro. Lo primero es llenar el tambor sin sobrecargarlo: lavar pocas prendas es un desperdicio innecesario, mientras que meter demasiada ropa reduce la eficacia.

Otro punto fundamental es la temperatura. Reducirla a 30 °C permite un ahorro de hasta el 60 % en electricidad, según la OCU. Y aunque la ropa pueda quedar más húmeda con menos centrifugado, este gesto supone un recorte directo en el gasto energético.

Por último, no hay que olvidar el mantenimiento. Limpiar filtros, tambor y conductos mantiene la lavadora en perfecto estado y evita que trabaje de más. Un pequeño hábito que repercute tanto en el consumo como en la duración general del aparato.

Evitar el programa rápido es un primer paso para ganar en eficiencia y sostenibilidad. El modo ECO puede tardar más, pero compensa con un ahorro real y un mejor cuidado de las prendas. Al final, la elección del ciclo es tan importante como el propio electrodoméstico.

Foto | Joana Costa

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