Uno de los espacios de mayor caos de la cocina suele ser el de debajo del fregadero, y las razones son lógicas, pues se trata de un lugar que apenas queda a la vista y en el que se suele tener a mano todo aquello necesario para la limpieza diaria de platos y ollas.
Pero de todos es conocida la necesidad visual de contar con espacios bien ordenados que no generen ruido visual y sean confortables a nivel doméstico. Por ello, aunque el armario esté absolutamente en segundo plano estético, es más que recomendable mantenerlo ordenado.
Otra razón por la que es aconsejable mantener en orden este armario es la necesidad sobrevenida de evacuarlo ante posibles embozos en el lavadero, los más habituales del hogar, o pérdidas de agua.
Asimismo, este mueble es ideal para instalar un sistema de filtrado de agua, que necesita más espacio de lo normal y un lugar despejado para que cualquier fuga de agua pueda ser rápidamente detectada.
Otro de los motivos para pararse a pensar en este armario es, en casos de familias con niños pequeños, el peligro y la toxicidad que tienen los productos de limpieza dispuestos de cualquier forma sin demasiado orden, pese a que puedan ponerse cierres de seguridad.
Finalmente, el orden equivale a limpieza y huelga decir que un espacio ordenado permitirá rápidas pasadas con una bayeta para desinfectar y quitar humedades de este armario tan peculiar de la cocina y que soporta todo el peso de su higienización.
Accesorios de ordenación
Un primer paso para repensar este espacio es decidir qué se quiere guardar en su interior, y evitar así que sea un cajón de sastre de cualquier producto, accesorio o bolsa de cocina que se vaya metiendo de rondón en su interior.
Una de las mejores opciones para ordenar de una forma muy rápida y estética este profundo armario es hacerse con una o dos cajas de almacenaje como las de la fruta, con bonitos modelos como los de Tiger, con cestas o accesorios de ordenación.
Una vez situados como base, se pueden disponer ordenadamente los productos, con algún criterio como por ejemplo de más alto a más bajo, o los que son de limpieza de superficies y los que sirven para lavar el suelo.
Otra opción es clavar, en función del grosor de las puertas del fregadero, algunos tornillos para colgar, por ejemplo, trapos, plumeros o cualquier tipo de accesorio que necesite o pueda estar guardado en suspensión.
La limpieza de este espacio es harina de otro costal. Su acumulación de humedad es el principal escollo para mantenerlo siempre limpio y sin olores, de forma que hay que persistir en su limpieza.
Lo primero que hay que tener en cuenta es la necesidad de mantener un control habitual sobre posibles fugas, ya que, de darse de forma prolongada sin apercibirse puede generar serios problemas en la madera del armario.
Una limpieza frecuente, junto al resto de elementos de la cocina, con una bayeta húmeda y un posterior secado con papel son suficientes para evitar problemas.
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Aparte, existen productos absorbentes, como deshumidificadores de gel, que se pueden situar en este armario para ayudar en la tarea de quitar toda humedad del aire. Otro elemento recomendado es el protector para muebles de Bauhaus, que permite conservar el armario como nuevo.
Fotos | Bauhaus y Leroy Merlin.
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