Sputnik, cata de cerveza con vodka

Aunque aún son pocos, cada vez son más los restaurantes con carta de cervezas, lo cual es una buena noticia para los amantes de tan deliciosa bebida. El otro día me ofrecieron una amplia carta de la cervecera zaragozana Ambar, y para el aperitivo escogí Sputnik, una cerveza con vodka que llamó mi atención.

Se trata de un botellín de un tercio, con un diseño la mar de atractivo. El vidrio, en vez de transparente o coloreado, está como tratado al ácido, de forma que es sólo semitransparente. Serigrafiado sobre éste hay una etiqueta que imita el estilo de los carteles del constructivismo ruso de principios del siglo XX, con sus tipografía característica y una llamativa combinación de rojo y negro.

Su nombre también nos recuerda a Rusia —más bien a la Unión Soviética—, ya que hace referencia al primer satélite artificial lanzado al espacio en 1957. Pero dejémonos de referencias históricas y estéticas y vayamos a lo que importa: lo que contiene la botella.

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Cata de cerveza Sputnik

Una vez vertida en la copa, sorprende su vivo color dorado —más brillante de lo que aparenta en la foto— así como su poca espuma. No es que se haya bajado al tardar en tomar la instantánea, sino que realmente la espuma no llegó ni siquiera a tapar por completo su superficie.

Probablemente tenga mucho que ver en esta ausencia de espuma su baja gasificación, poco presente y de burbuja muy fina. Diría que es cosa del vodka, pero mirando con lupa los ingredientes, solo encontramos el vodka como aroma junto con otros aromas a cítricos.

Es precisamente este aroma a cítricos el que más presencia tiene en nariz, y posteriormente en boca, donde resulta una cerveza muy ligera, con poco cuerpo y quizás demasiado dulce y cítrica. El aroma a vodka está presente, aunque hay que buscarlo con ahínco entre las intensas notas frutales. El amargor no lo menciono, porque apenas está presente.

Si tuviera que buscar alguna cerveza parecida con la que establecer analogías, probablemente las encontraría con otras cervezas ligeras tipo Desperados (que tampoco lleva Tequila, sino solo su aroma) o la Coronita, es decir, para refrescarse gracias a su sabor afrutado y paso ligero por boca, y poco más. Por si fuera poco, su alta graduación, 5,9% Vol. pasa totalmente desapercibida debido al excesivo dulzor.