Al menos eso piensa el Ayuntamiento de Roma que ha aprobado una ordenanza por la que al menos, hasta pasado el verano, estará prohibido beber, comer, ensuciar las calles y hacer ruido en todas las zonas del casco histórico.
Y digo yo, que lo de ensuciar las calles y hacer ruido, lo entiendo, es más, lo que no entiendo es que teniendo en cuenta su patrimonio cultural, no lo hayan hecho antes, pero ¿comer y beber? ¿por qué?.
Pues al parecer porque son una falta de civismo, en primer lugar, porque son comportamientos degradantes (que alguien me explique esto, por favor) y después, eso lo entiendo más, porque son comportamientos que ponen en riesgo el patrimonio monumental.
Desde mi punto de vista, comer y beber no son comportamientos poco cívicos, por mucho que lo hagamos en la calle, siempre que se sea un poco limpio y que no estemos hablando de bebidas alcohólicas, que ya sería otro tema con otro fondo, pero habrá que hacer caso al Ayuntamiento de Roma o habrá que pagar una multa de 50 euros.
De momento me ha quitado uno de los mayores placeres que conocía, descansar de un paseo por Roma sentada en unas escaleras y mirando monumentos mientras me comía un bocadillo de mortadela italiana...
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