Más de 13 años comprando carne picada de vacuno que no es tal: nos están dando gato por liebre

Más de 13 años comprando carne picada de vacuno que no es tal: nos están dando gato por liebre
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No había suficiente con las verdades destapadas sobre el uso de aceite de palma, el abuso del azúcar refinado, la cuestionable calidad de la panga, la demonización manipulada de las grasas saturadas y otras prácticas poco éticas de la industria alimentaria. Ahora nos topamos con que llevamos más de 13 años comprando carne picada de vacuno que no es tal, al menos en su totalidad.

La empresa de productos congelados Eurofrits S.A. lleva años dando gato por liebre, es decir, produciendo hamburguesas, albóndigas y otros productos ultracongelados y etiquetándolos como carne de vacuno cuando no es tal, al menos en su totalidad. La realidad es bien diferente, tal y como ha descubierto la Guardia Civil, pues solo un 25% de la carne que contienen estos productos es carne de vacuno, el resto son carnes de muy baja calidad y otros productos.

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Aunque se tiene noticia de este fraude alimenticio desde diciembre de 2015, puede haber estado ocurriendo desde el año 2002 tal y como descubrió uno de sus trabajadores quien, tras trasladarlo a la empresa, sufrió «una serie de presiones» que desembocaron en su despido. El ex trabajador cuenta con cientos de documentos entre los que figuran partes de fabricación y costes que muestran la materia prima utilizada para la elaboración de cada uno de los productos de la empresa Eurofrits S.A. así como el porcentaje de la misma que finalmente contienen, inferior a la que el etiquetado mostraba.

Un total de 19 productos estaría afectado por el fraude, tanto bajo el etiquetado propio de Eurofrits como de marcas blancas suministradas a grandes superficies. Parece ser que de todos ellos, el fraude más elevado se habría producido en los productos elaborados con carne de vacuno con una variación de entre el 50% al 75% (aproximadamente) entre la cantidad real de carne de res y la indicada en la etiqueta.

Llama la atención que este supuesto fraude no haya sido detectado por los controles que la Junta de Castilla y León lleva a cabo de manera rutinaria sino por la denuncia de un ex trabajador de la empresa. La Administración centra sus controles en garantizar la seguridad alimentaria y la salud pública lo que, al menos, asegura que nuestra salud no está en peligro, en caso de haber consumido alguno de ellos.

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Tras la denuncia presentada por el ex trabajador a la Junta, se puso en marcha la “operación Catering” con la Guardia Civil como responsable de la misma. Encargada de visitar, durante más de un año, una amplia muestra de establecimientos a lo largo y ancho del país, de hacer las comprobaciones e investigaciones pertinentes y de facilitar muestras a los laboratorios de la Administración Central del Estado para su posterior análisis

Los resultados de los análisis han puesto en evidencia la realidad de la fabricación: la falta de concordancia entre la composición de los productos comercializados y su etiquetado. Una práctica que ha proporcionado importantes beneficios económicos a Eurofrits S.A. que, por su parte, niega haber logrado achacando la situación a un defecto de etiquetado.

En la actualidad el expediente administrativo está paralizado a la espera de que se resuelva la vía penal. De él se encarga el Juzgado de Instrucción 1 de Burgos que podría acabar sancionando a Eurofrits S.A con una multa de entre 100.000 y 900.000 euros por presunto fraude, que no por un problema de salud pública.

Imágenes | Pixabay
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