Qué poco hace falta a veces para marcarse un platazo en casa digno del mejor restaurante. Las mejores y más simples recetas arrancan siempre con buena materia prima, y para eso el otoño nos regala verdaderas joyas cargadas de sabor que no necesitan más que un mínimo esfuerzo por nuestra parte.
Hablamos, claro, de las setas y hongos, pero también de un cefalópodo a menudo no tan valorado como es la sepia, que justo ahora está en el mejor momento de su temporada. Y combinados hacen una pareja deliciosa en la receta del salteado de sepia con níscalos.
Una suerte de mar y montaña rico en umami, con esos sabores tan otoñales que siempre dan los níscalos o robellones, a puro monte, cuyo aroma potenciamos en este caso con el tomillo fresco. Y si no tenemos la hierba a mano, la versión seca de despensa también funciona de maravilla.
La elaboración parte de pochar lentamente una cebolla para casi caramelizarla, lo que proporciona un fondo jugoso, ligeramente dulce y muy fragante al conjunto. Mientras se cocina sin prisa, podemos preparar la sepia si es que no la hemos comprado lista, o podemos limpiar los níscalos, procurando que no queden húmedos.
Después el resto del plato es coser y cantar, y apenas tardará unos minutos en estar listo. Tal cual, en una buena ración, es una comida única fantástica para cualquier día de la semana, siempre con buen pan al lado, y también ideal para la cena, pues es saludable y ligera. Si queremos meterle más nutrientes, una guarnición de arroz integral le iría muy bien.
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