Desde que de pequeñita empecé a viajar con mis padres me ha fascinado descubrir la cultura y tradiciones de otros lugares a través de su comida. Todavía no he podido lanzarme a cruzar el Atlántico, pero esta receta de pan de queso minero o pão de queijo mineiro es una buena -y deliciosa- forma de traer una parte de Brasil a nuestra casa.
La comida callejera es parte del alma de una ciudad, bocados humildes y sencillos que los autóctonos devoran a diario y que terminan por conquistar al turista, como es el caso de estas pequeñas bolitas de mandioca y queso. Hay muchas formas de prepararlas pero esta es de las más sencillas, y la mayor dificultad puede estar en encontrar la harina de mandioca. Es más fácil encontrar tapioca que podemos triturar en casa. A mí me gusta una textura más granulosa y rústica pero podéis dejar la harina mucho más fina para una textura más suave.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja. Calentar la leche y añadir el aceite antes de que empiece a hervir, añadir el aceite y la sal y mezclar bien con unas varillas. Batir los huevos ligeramente en un cuenco y echarlos poco a poco, batiendo suavemente. Incorporar la harina de mandioca o tapioca y el queso y trabajar hasta tener una masa homogénea.
Tomar pequeñas porciones y formar bolitas del tamaño de una pelota de golf, distribuyéndolas en la bandeja ligeramente separadas. Hornear durante unos 20-25 minutos, encendiendo el gratinador al final si queremos que se doren más por encima. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Con qué acompañar el pan de queso minero
El pan de queso minero es facilísimo de preparar, perfecto para tener en casa y ofrecer a las visitas en un picoteo o para tomar en el aperitivo con una cerveza o un refresco. También es muy práctico para llevar a una comida al aire libre o una excursión. Aguantan bien varios días en un recipiente hermético.
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