Delicioso, sencillo y muy suave, así os definiría este paté de champiñones con tomillo y Marsala que os he traído hoy. Un aperitivo de los que no da pereza hacer porque tan solo necesitamos unos minutos de cocción para lograr una conserva llena de sabor.
Yo en este caso he empleado los champiñones comunes, pero seguro que en otra ocasión que lo prepare me decido por una mezcla de distintas variedades para aportarle otros sabores o incluso añadir alguna seta. El vino empleado en la cocción es un Marsala, que perfectamente lo podéis sustituir por un Pedro Ximénez en el caso de que no dispongáis de la variedad italiana.
Comenzaremos limpiando y cortando en láminas los champiñones y la cebolla en trozos muy menudos. Reservamos. Ponemos una sartén al fuego y derretimos la mantequilla, agregamos la cebolla, cubrimos con una tapa y la cocinamos hasta que haya ablandado y esté transparente, removiendo de vez en cuando.
Cuando esté blanda subimos el fuego y echamos los champiñones, los cocinamos durante ocho minutos hasta que estén blandos y el líquido se haya evaporado. Añadimos el ajo picado, el tomillo, la nuez moscada y salteamos treinta segundos, vertiendo entonces el vino Marsala y el zumo de limón. Cocinar todo junto durante cinco minutos más. Reservar una o dos láminas de champiñones para la decoración final.
Pasar la preparación al vaso de una batidora y añadir el queso crema, batir hasta formar una pasta lisa y cremosa. Echar en un tarro hermético y alisar. Derretir la mantequilla y agregar por encima del paté, dejando una lámina de champiñón y unas ramitas de tomillo en forma de decoración. Cerrar herméticamente el tarro y enfriar en la nevera.
Con qué acompañar el paté de champiñones con tomillo y Marsala
El paté de champiñones con tomillo y Marsala con un sabor sutil a campo es ideal para acompañar unas tostadas de baguette y un buen vaso de vino tinto. Se conservará en perfecto estado durante seis días bien cerrado en el frigorífico.