En cuanto a cocina se refiere, el otoño es una de mis estaciones preferidas, ya que los ingredientes que tenemos a disposición en los mercados son de un gusto y riqueza excepcional. Estamos en época de caza y setas, y aunque éste es un conejo comprado, no podía dejar pasar la oportunidad de hacer un buen arroz otoñal con conejo.
Podemos encontrar amplia variedad de setas en mercados, o si tenemos la suerte de vivir en el campo, las podemos recolectar nosotros mismos, siempre con la precaución necesaria. Si las compramos, no es necesario gastarse mucho, hay setas de cultivo muy variadas y muy ricas, que junto a otros buenos ingredientes, darán como resultado platos exquisitos.
Limpiamos, partimos y salpimentamos el conejo. Echamos aceite de oliva en la cazuela o recipiente donde vayamos a hacer el arroz, freímos el conejo hasta que esté bien dorado. Lo apartamos a un plato y reservamos mientras hacemos el fondo. Sacamos el exceso de aceite, si lo hubiese, a otro recipiente.
Troceamos las chalotas y las zanahorias, las rehogamos hasta que la chalota coja un poco de color. Ponemos el ajo, también troceado, y añadimos el jamón en pedacitos pequeños, una vez que el ajo tenga un ligero tono dorado. Subimos el fuego, echamos las setas cortadas, y el chorrito de vino, dejando que se evapore el alcohol. Ponemos el arroz y el conejo y removemos todo bien para que el arroz vaya cogiendo sabor. Cubrimos con agua o caldo y añadimos un poco de sal.
En mi caso el arroz me gusta meloso, así que añado el agua que me pide, sin seguir una regla de cantidad, por lo que hasta que está en su punto lo riego las veces necesarias. Unos minutos antes de terminar la cocción comprobamos el punto de sal, agregamos los guisantes y terminamos de cocinar hasta que el grano esté en el punto que nos guste. Cubrimos el arroz con un paño de algodón limpio durante cinco minutos. Servimos inmediatamente.
Con qué acompañar el arroz con conejo
No hace falta mucho para acompañar este **delicioso arroz con conejo, ya que es un plato de lujo. Si os gusta el vino, una buena copita de él sería el colofón perfecto para una comida excepcional.