Las pechugas de pollo ya son por sí mismas un comodín recurrente para preparar cenas rápidas que también sean saludables. Cocinadas sin más a la plancha es aburrido y, para que no te queden pechugas sosas, ya tienes que poner algo más de tu parte. Por eso yo prefiero trocear pechugas enteras para cocinar en media hora platos mucho más ricos como este.
Los dos ingredientes básicos del ragú de pollo a la provenzal son la propia pechuga y unos tomates cherry, los que haya en la nevera en ese momento. Siempre tengo en casa porque aguantan muchos días y te apañan muchos platos además de ensaladas. Y son una bomba de sabor cuando se cocinan, justo lo que necesita la magra carne de las pechugas de pollo.
El toque de gracia lo dan las hierbas aromáticas; nuestro comodín particular es una mezcla de hierbas secas provenzales que le van bien a casi todo. Lo ideal es tener también una cebolleta o cebolla dulce y un diente de ajo picados, aunque alguna vez lo hecho sin ellos y tampoco queda nada mal. Se saltea a fuego vivo el pollo para dorarlo bien y que agarre a la sartén, se riega con vino blanco -o cerveza, o caldo- y se añaden las hortalizas, con los cherrys cortados por la mitad o enteros.
Solo falta añadir las hierbas secas al gusto, salpimentar un poco y dejar que todo se cocine en sus propios jugos bajando un poco el fuego, unos pocos minutos más. Si hemos cortado en bocados pequeños el pollo tardará menos, lógicamente.
Puedes jugar con este comodín básico combinando distintos tipos de cherrys, añadiendo verduras de cocción rápida como el calabacín, o dándole un toque picante con copos de chile o alguna salsa.
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