El Grupo Campari logró lo que se propuso a principios de este milenio, promocionar la versión del spritz italiano con su bitter más dulzón, el Aperol. Cada verano el Aperol Spritz vuelve a inundar los bares y terrazas, pero parece que empezamos a estar un poco hartos. Incluso en Alemania ya prefieren el tinto de verano, y están reivindicando sus cócteles clásicos más olvidados.
Porque el alemán no vive solo de cerveza, también se refresca con combinados más elegantes gracias a la influencia de otras gastronomías. Hoy lo chic ha perdido un poco ese tirón mediático que lo unía al país galo, pero aún vinculamos la elegancia refinada a lo francés. Y eso es precisamente lo que quieren traer de vuelta los alemanes, mentando además a sus abuelas.
El Kir Royal fue un combinado muy popular a mediados del siglo pasado y todavía hoy es disfrutado con fervor entre el público germano más mayor, recordando en cierta medida a tiempos pasados. Un cóctel de aperitivo que se ganó su fama por méritos propios, sin agresivas campañas de márquetin detrás que casi te lo meten hasta en la sopa. O, siendo verano, en el gazpacho. Sí, hay vida más allá del Aperol spritz.
Bebido con fervor especial en Alemania, donde es muy habitual verlo en fiestas, recepciones y eventos de todo tipo, es un combinado que nació del Kir original francés, a base de vino blanco de Bourgogne Aligoté. Antes de adoptar tal apelativo se denominaba simplemente blanc cassis, pero se rebautizaría con el nombre de Kir en honor al nuevo alcalde de Dijon tras la Segunda Guerra Mundial, Felix Kir, antiguo canónigo.
La bebida se servía siempre en los actos municipales, por lo que se aprovechó la coyuntura para autorizar, en 1951, a la marca fabricante de crema de grosella negra -cassis- Lejay-Lagoute a utilizar su nombre para una campaña publicitaria, y así ayudar a promocionarla como producto local.
Años después se creó la variante de Kir Royak añadiendo champagne o vino espumoso, sirviéndose en copa de flauta y, normalmente, decorado con frambuesas frescas o algunas fruta similar. La proporción de licor de cassis respecto al vino suele ser de 1:10, no superando, por lo general, las dos medidas por cada ocho de espumoso.
Este aperitivo tan simple, estiloso y relativamente barato fue abrazado con fuerza en Alemania, donde además de elaborarse con champagne francés se prepara a menudo con algún Riesling espumoso alemán, servido siempre bien frío. No faltan las interpretaciones más fastuosas con cierto aire viejuno en algunos locales -o casas particulares-, saturando la copa de decoraciones que ponen a prueba la imaginación.
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