Este platillo ligero y refrescante es perfecto para cenar en estos días largos en los que cada vez hace más calor. Hablamos, claro, del tabulé, el famoso plato del Medio Oriente que ha conquistado paladares alrededor del mundo, pero que en España muchos seguimos viendo como algo exótico, ergo, difícil de preparar.
Nada más lejos de la realidad. El tabulé nos fascina no solo por su versatilidad y su frescura, sino también por su sencillez. Aunque el tabulé más conocido se elabora con cuscús, en gran parte del Magreb se elabora con bulgur, que es un tipo de trigo parcialmente cocido y secado.
Podéis elegir cualquiera de estos dos cereales, cocerlo solo ligeramente para que quede algo crujiente y acompañarlo de pepino, tomate, cebolla, perejil y menta frescos, aliñado con zumo de limón, aceite de oliva, sal y pimienta. Basta mezclar todo en un recipiente, añadir el aliño y dejar que los sabores se mezclen y maduren durante unos minutos en la nevera antes de servir.
En cuanto a su perfil nutricional, el tabulé es un aliado estelar para una alimentación equilibrada. El bulgur es una fuente de fibra y carbohidratos de lenta absorción, por lo que aporta energía de forma sostenida. Los vegetales frescos suman vitaminas y minerales, y el aceite de oliva nos brinda grasas saludables. No hay fallo.
Si os apetece variar, las posibilidades son infinitas. Podéis cambiar el bulgur por quinoa para una versión sin gluten, o añadir otros vegetales como zanahoria o pimiento rojo. Si queréis más proteínas, podéis incorporar garbanzos cocidos o dados de pollo a la mezcla.
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Finalmente, para complementar esta exquisita cena, ¿qué os parece un agua de pepino y limón bien fría? Es una bebida sencilla y refrescante que armoniza con la frescura del tabulé. Y para rematar la noche, un poco de fruta fresca o un yogur natural será el punto dulce perfecto.
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