Llevaba mucho tiempo deseando preparar tabulé, la clásica ensalada libanesa. Por eso, ahora que ya parece que el buen tiempo ha llegado y apetecen platos fríos y más ligeros me he decidido a hacerla, igual que sucede con clásicos de la cocina de Oriente Medio como el falafel, el hummus o el pan de pita.
En zonas del Magreb se prepara de forma similar, sustituyendo el bulgur por quinoa o por cuscús, pero yo quise hacer la receta clásica y por eso he usado bulgur.
El bulgur es un alimento elaborado a partir del trigo, por eso tiene sus mismas propiedades nutricionales: es rico en hierro, fósforo, magnesio y vitaminas, y su interés principal reside en su riqueza en glúcidos lentos. Es la primera vez que lo compro y me ha gustado mucho, la mezcla de sabores resultante en esta ensalada es muy refrescante, así que no será la única vez que la prepare.
Empezamos poniendo el bulgur en una cazuela con el agua y lo hervimos durante diez minutos. Apagamos el fuego, tapamos y lo dejamos reposar para que acabe de embeber el líquido. Después, lo pasamos por un colador y exprimimos el agua restante presionándolo con una cuchara.
Colocamos el bulgur en una ensaladera y lo dejamos enfriar. Mientras, troceamos menudos los tomates y las cebolletas, exprimimos el limón y picamos el perejil y la hierbabuena. Agregamos el resto de ingredientes a la ensaladera y lo mezclamos todo.
Con qué acompañar la tabule
La tabulé puede servirse como aperitivo, servida sobre hojitas de lechuga fresca o también como ensalada, para acompañar un plato principal. Lo cierto es que para una cena informal de verano es perfecta, dejando que cada comensal se sirva directamente la cantidad que desee. Os encantará.
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