No es cachondeo, de verdad. La primera vez que comí mejillones cabreados fue en un bar de mi barrio, un bar de esos donde las raciones son raciones y las tapas, tapas son y no se confunden términos del mismo modo el suelo del bar está plagado de papeles, palillos y huesos de aceitunas. Qué gran idea para un post homenaje de los bares con suelos sucios.
Volviendo al tema, los mejillones cabreados no eran otra cosa que unos mejillones en salsa de tomate muy picantes, extremadamente picantes. Y bueno, aunque yo he hecho mi propia versión de la salsa y mi propia versión del picante, también les he llamado de esta forma tan… graciosa.
Ingredientes
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1 kilo de mejillones, 400 g de tomate triturado natural, 1/2 rama de apio, 1/2 cebolla, 2 ajos, pimienta negra, 1/2 cucharadita de chile molido, aceite de oliva virgen extra y sal.
Cómo hacer mejillones cabreados
Limpiamos los mejillones raspándolos con una puntilla (pero no con el filo) y les quitamos las “barbas”. Reservamos.
En una cazuela pondremos un poco de aceite para pochar el apio, la cebolla y los ajos bien picados. Añadimos el tomate, la pimienta, la sal (un poco solo) y el chile, y cuando empiece a hervir, los mejillones. Dejaremos cocer hasta que se abran, entonces los retiramos.
Dejamos cocer la salsa hasta que espese, entonces retiramos del fuego y añadimos de nuevo los mejillones. Mezclamos y servimos calientes.
Tiempo de elaboración | 35 minutos
Dificultad | Fácil
Degustación
El secreto real de esta receta de mejillones cabreados es realmente hacerlos picantes. Si no os gusta el picante, de verdad no la hagáis, o llamarla simplemente mejillones con tomate.
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