El repollo rehogado con ajo y pimentón es una receta versátil que se adapta a cualquier ocasión. Tradicionalmente, se sirve como una guarnición sabrosa y fácil para complementar una amplia variedad de platos, ya sea carne, pescado, pollo o legumbres (en habitual verlo acompañando al cocido madrileño).
El plato tiene un sabor intenso y ligeramente ahumado, propio del pimentón y en su conjunto, aporte un toque de color. Y lo bueno es que se prepara fácil para comidas rápidas entre semana.
Quitar las hojas exteriores del repollo y cortar en tiras finas. Lavar bien y escurrir. En una sartén grande o olla mediana, agregar una cucharadas de aceite de oliva y calentar a fuego medio. Pelar y laminar los ajos, y agregar a la sartén. Cocinar hasta que empiecen a dorarse, con cuidado de que no se quemen.
Cuando el ajo esté listo, añadir el repollo, subir el fuego y remover constantemente para que el repollo se vaya ablandando y se impregne del sabor del ajo. Una vez que el repollo esté tierno, retirar la sartén del fuego y añadir el pimentón. Es importante hacerlo fuera del fuego para evitar que se queme y amargue. Remover rápidamente para que el color y el sabor se distribuyan bien, terminar con las cucharadas de vinagre y volver a poner la sartén o olla al fuego por un minuto más para que los sabores se integren. Servir caliente.
Con qué acompañar el repollo rehogado con ajo y pimentón
Servida como guarnición, el repollo rehogado con ajo y pimentón se prepara con facilidad. Con un contraste de sabor increíble, es delicioso con arroz al limón , quinoa o bien servirlo con patatas cocidas, huevos fritos o revueltos para una comida completa y nutritiva. Mismo se puede servir con cualquier receta de carnes asadas.
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