Liliana Fuchs
Editor¿Por qué querría nadie juntarse con decenas, cientos de personas en un parque público solo para comer tarrinas de pudding? Es más, ¿por qué comer el pudding con un tenedor? Es lo que en las últimas semanas se están preguntando medios alemanes y de medio mundo, al viralizarse un fenómeno surgido en Alemania pero que no tiene, aparentemente, ninguna respuesta. Lo hacen porque sí.
El primer encuentro parece haber surgido casi espontáneamente en la ciudad de Karlsruhe a finales de agosto, aunque no se sabe muy bien quién o por qué tuvo la idea. Un cartel apareció un día en la zona universitaria mostrando una imagen de un pudding de chocolate con un tenedor, invitando a todo el mundo a unirse libremente, indicando fecha y lugar: “Komm zu unserem wir-essen-pudding-mit-einer-gabel-treffen” (“Ven a nuestra quedada «comemos pudín con tenedor»”).
La comunidad joven de la ciudad respondió y el encuentro fue todo un éxito, compartiéndose en redes sociales y prendiendo la llama de un fenómeno viral que rápidamente tuvo numerosas réplicas por todo el país germano. En Berlín han llegado a congregarse cientos de personas, todas cargadas de sus tarrinas del postre lácteo y un tenedor. Y se está extendiendo fuera de las fronteras alemanas.
Los que acuden a estas curiosas reuniones al aire libre son en su mayoría jóvenes estudiantes, adolescentes o ya universitarios, a los que se unen ocasionalmente familiares más mayores o curiosos.
@_tabi_ So und nicht anders 😎🫢 #puddingmitgabelessen #viral #trend #fyp #funny
♬ I'm a Dog - Kevin Gates
No hay nadie organizando sistemáticamente estas quedadas, ni siguen un calendario fijo o normas; tan solo hace falta que alguien tome la iniciativa, elija un día y un lugar, y comparta el llamamiento en redes, entre sus amigos o colgando algún cartel improvisado en la zona. La gente responde y acude, dispuesta, simplemente, a pasar un buen rato al aire libre.
Humor, espontaneidad y sentido de comunidad
Ante la pregunta de por qué acuden a estos encuentros, los jóvenes no tienen una respuesta clara; no hay ningún objetivo ni responde a ningún movimiento político o social. Algunos confiesan que van por FOMO, el fear of missing out o miedo a perderse algo que está de moda en este momento. O simplemente les parece divertido, es barato y no tienen nada mejor que hacer.
Pero sobre todo hay detrás el deseo de recuperar el sentido de comunidad, de conectar con otras personas, de sentirse parte de un grupo más grande y vivir compartir con los demás algo concreto. Es una experiencia compartida donde establecer lazos y conocer a otra gente. Y de paso merendar.
¿Por qué un pudding con tenedor? El pudding, término que en alemán corresponde a un postre lácteo cremoso tipo natillas, es algo que conecta mucho con la infancia, el típico sabor que recuerdas de niño y que te trae recuerdos nostálgicos cuando vuelves a él de mayor, como el pudding de chocolate suizo. También cuentan como pudding las natillas o el arroz con leche. Usar tenedor en lugar de una cuchara solo añade un toque de humor alemán al asunto; es absurdo y solo hace que sea más difícil comerlo, ergo es gracioso.
El fenómeno se ha viralizado en redes bajo el hashtag #puddingmitgabel, con su variante en inglés #puddingwithfork, y no solo se ha repetido en otras ciudades europeas como Viena, también está llegando a Estados Unidos.
Cientos de tarrinas de pudding de todos los sabores desfilan por los parques, normalmente en domingo, pero no queda ni rastro de ellas cuando se termina la curiosa fiesta; parecen estar bien concienciados de recoger toda la basura que generan y reciclar lo máximo posible. Tras terminar el pudding, algunos sacan cervezas, otros ponen música con altavoces portátiles; simplemente pasan el rato.
puddingintheparkdc.com
“Es un poco random que estemos aquí”, confiesa a The Washington Post Phillip Schmoker, un joven de Bonn de 21 años, quien estaba visitando unos amigos en Berlín. “Nos pareció gracioso que a alguien se le ocurriera hacerlo y pensamos: ¿Por qué no?”.
En Estados Unidos ya se han hecho encuentros en Washington y Boston, y se están organizando más este mes en ciudades como Nueva York, eligiendo Central Park como punto de reunión. Por el momento no han logrado congregar a tanta gente como los europeos, pero es cuestión de dar con la tecla para adaptar el fenómeno a la cultura estadounidense. El humor alemán no siempre es fácil de exportar.
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