Fuenmayor es un pequeño pueblo a solo 13 kilómetros de Logroño. Aunque la población debió estar habitada por celtíberos y romanos, de los que se han encontrado restos, dependió desde que se tienen registros de la cercana Navarrete, de la que se independizó en el siglo XVII, tras el pago de 6.000 ducados.
La población sería solo un pueblo más de los tantos que hay en esta zona de La Rioja. No tiene apenas turismo, más allá de la obligada visita al Asador Alameda, uno de los mejores restaurantes de la zona, donde clavan el rodaballo a la parrilla.
Pero en Fuenmayor tuvo lugar un acto fundamental para el devenir del gran motor económico de la región: el vino. Y, ya de paso, la creación de La Rioja misma.
El 12 de abril de 1788 se reunieron en el Palacio de los Marqueses de Terán de Fuenmayor los representantes de los cosecheros de 54 pueblos de lo que hoy es la Rioja Alta y aprobaron los estatutos de una sociedad económica de Cosecheros de La Rioja Castellana.
Esta sociedad, que más tarde sería conocida como la Real Sociedad Económica de La Rioja, invitó a desde su fundación a unirse a ella a cualquier pueblo riojano dedicado a la cosecha y comercialización del vino: fue el antecedente directo de lo que, mucho tiempo después, acabaría siendo el Consejo Regulador de la DOC Rioja, la primera denominación de origen de vino de España. Pero también del autonomismo riojano, pues pronto la sociedad empezó a usar términos como “País Riojano” o “Junta Nacional de La Rioja”, jamás usados antes en documento alguno.
Objetivo: llevar el vino a Santander
Lo que es hoy una Comunidad Autónoma no era entonces siquiera una provincia: su territorio se dividía entre Soria y Burgos. Pero todo el mundo conocía su vino, que ya era abundante y demandado fuera de la región. El problema es que la zona estaba penosamente comunicada por carretera con el resto de España.
La sociedad, además de establecer la identidad riojana –fue la principal promotora de la creación, en 1822, de la provincia de Logroño– tuvo como principal objetivo construir carreteras y puentes que permitieran el paso del vino hasta Santander, para su exportación en barco al mercado inglés. Muchas de estas infraestructuras, como el puente en Torremontalbo sobre el río Najerilla, se construyeron por iniciativa y financiación de la propia sociedad.
Para conmemorar este encuentro histórico, Fuenmayor acaba de inaugurar una escultura a la entrada de la localidad, en el comienzo de la calle Víctor Romanos con el cruce de la N-232, en el que se autoproclama como “Km.0 el Rioja”.
“Un kilómetro cero que”, explican desde el Ayuntamiento, “se asocia claramente con la razón de ser de una localidad estratégicamente situada en una de las mejores zonas de la Denominación Calificada Rioja, y que vive por y para sus magníficas bodegas y sus exquisitos caldos”.
Imágenes | Ayuntamiento de Fuenmayor/Datob