En el corazón de Trentino, provincia nororiental italiana rodeada por montañas nevadas y bosques frondosos, se encuentra un pequeño pueblo que parece salido de un cuento de Navidad. Entre antiguas casas de piedra y balcones de madera decorados con luces cálidas, este rincón se ha ganado la reputación de ser el pueblo navideño más bello de la región.
Su ambiente único, cerca de Austria, lo convierte en el destino perfecto para quienes buscan desconectar del ruido y sumergirse en la magia de las fiestas, lejos de las masificaciones y de la Navidad más agobiante que se vive en el centro de las ciudades.
El encanto de este pueblo, Rango, radica en su tranquilidad. Es además uno de los más bonitos de Italia. El silencio es el protagonista, interrumpido solo por el crujir de la nieve bajo los pies o el tintineo de las campanas de la iglesia local. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, permitiendo a los visitantes disfrutar de un ritmo pausado y reconectar con la esencia de la Navidad.
Las casas de piedra, muchas de ellas construidas hace siglos, cuentan historias de generaciones pasadas. Sus balcones de madera están adornados con guirnaldas de abeto y pequeños faroles que iluminan las noches invernales. El pueblo entero se convierte en una postal viviente, donde cada rincón refleja el espíritu navideño en su forma más auténtica.
El mercado de Navidad es otro de los atractivos de este destino. En pequeñas casetas de madera se ofrecen productos artesanales, desde decoraciones hechas a mano hasta dulces típicos de la región. Aquí, los visitantes pueden degustar strudel caliente o un vaso de vino especiado mientras pasean por las calles empedradas decoradas con luces que parecen estrellas.
Además del ambiente festivo, el pueblo ofrece diversas actividades para todas las edades. Desde rutas de senderismo en los alrededores nevados hasta talleres de manualidades navideñas, hay algo para cada visitante. La conexión con la naturaleza y las tradiciones locales son pilares de la experiencia, haciendo que cada momento sea especial.
Este lugar no solo es un refugio para los amantes de la Navidad, sino también para quienes buscan un descanso reparador. Sus pequeñas posadas y hoteles familiares ofrecen una hospitalidad cálida y acogedora, perfecta para disfrutar de una escapada invernal.
Visitar este pueblo en Trentino es más que un viaje, es una experiencia que alimenta el alma. En su silencio relajante y en la autenticidad de sus tradiciones, los visitantes encuentran un rincón donde vivir una Navidad que parece sacada de un sueño.Foto | eberhard grossgasteiger e Italia.it
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