La botella de vino. El tamaño importa

La botella de vino. El tamaño importa
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Si hace pocas fechas dedicábamos un momento a hablar de los tipos de botellas de vino existentes hoy lo haremos con la capacidad que presentan, y es que, como reza el titular del artículo, el tamaño importa.

Es de dominio público que el vino evoluciona de manera diferente cuanto mayor sea la capacidad de la botella donde descansa. La evolución será mucho más rápida cuanto menor el tamaño de la botella. Esto es así hasta un determinado volumen, a partir del cual, el vino evoluciona de manera idéntica. El tamaño considerado estándar es el de 75 cl. Se dice que esos 75 cl obedecen a la capacidad pulmonar de una persona, en la época en la que la fabricación de vidrio se hacía por soplado, de manera artesanal.

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Pero la gama de tamaños no se detiene ahí, por debajo cada vez adquieren más protagonismo, volúmenes inferiores del líquido fermentado, impulsados por diferentes condicionantes (económicos y sociales principalmente). La botella de 37,5 cl y de medio litro son cada vez más empleadas y solicitadas.

Si por debajo de esa medida estándar los volúmenes presentados quedan bien definidos, por encima la selección de contenedores de vidrio para el líquido parece no tener fin, quedando en muchas ocasiones perfilada por elementos cuya finalidad es la decoración más que la de servir de elemento protector del vino. Los más habituales podrían ser:

Magnum, equivale a 2 botellas (1, 5 litros). es la que asegura unas mejores condiciones de evolución del vino que guardan. En línea ascendente la seguiría la Jeroboam, de capacidad de cuatro botellas stándar (3 litros). Tras ella, la Rehoboam con un volumen idéntico al de 6 botellas stándar (4,5 litros). y detrás la Mathusalem (6 litros, 8 botellas), la Salmanazar (9 litros, 12 botellas), la Baltasar (12 litros, 16 botellas), la Nabucodonosor (15 litros, 20 botellas), la Solomón (20 litros, 28 botellas) y la Primat (27 litros, 36 botellas).

La utilización de pomposos nombres judíos, hebreos, bíbilicos y babilónicos utilizados para bautizar tan peculiares botellas obedece a la intención que desde tierras francesas se buscaba de asociar glamour con vino.

Foto l Playadura
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