Emocionado y con un punto brillante en sus ojos, Martín Berasategui recibió el Premio Pierre Gagnaire en el Gastronomic Forum Barcelona como reconocimiento a su aportación a la cocina dulce. Un galardón más para el Midas de Michelin en España, con doce estrellas distribuidas en seis restaurantes distintos, incluidos dos restaurantes con tres estrellas.
Presentado por Jordi Butrón, director de la escuela de Pastelería Espai Sucre, el chef catalán sacó los colores y las lágrimas al donostiarra al explicar que "a Martín se le pueden reprochar cosas, pero nunca se le puede reprochar que no ha compartido ni enseñado".
Una realidad que el mismo Butrón colegía desde el estrado, recordando la "escuela que Berasategui ha creado" y, al mismo tiempo, llevando parte de esa enseñanza a su propio terreno, el de la pastelería, rememorando los tiempos en los que le "consideraban raro por ser un chico de escuela y por llevar una báscula a la cocina".
Algo que ahora vemos como habitual en cualquier tipo de restaurante y que hace dos o tres décadas no era frecuente. Tampoco el hecho de convertir el postre en un momento memorable, algo que Butrón agradece a cocineros como Berasategui, un miembro de la vieja escuela que, ya en el estrado, quiso ser agradecido con el pasado y con el presente.
"Éramos un millón de veces peores"
"Cuando yo empecé en esto hacía 14 horas al día y el domingo y el mes de vacaciones me iba a Francia a hacer pastelería para aprender", aseguraba Berasategui sobre esa vieja escuela que, asegura "éramos un millón de veces peores de lo que ellos son ahora", refiriéndose a la formación que los jóvenes cocineros actuales tienen.
Aún con ese pulso algo encogido, Berasategui también recordó una máxima que le ha hecho grande: "Si estás solo en la cocina estás muerto". Un mensaje duro, pero que refuerza la necesidad de tener un buen equipo, ante lo que insistía en "mis restaurantes son nuestros restaurantes… De mi familia, de mis amigos, de mis trabajadores…".
Mensajes de un Berasategui que, aún en la cresta de la ola, es consciente de que su trabajo como mentor es cada vez más grande y donde se sorprende, en parte, de ese pasado. "A mí Michelin me cambió la vida con ventipocos años", aludía cuando pensaba en su primera estrella Michelin, mostrándose agradecido, extendiendo ese recuerdo también a los periodistas y, sobre todo, a la gente que ha confiado en él.
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Un momento muy emotivo en Gastronomic Forum Barcelona donde, además, tuvo palabras para su padre, "el que no pudo ver nada" y al que honra a diario cuando firma o en el propio logo de su restaurante donde añadió la rúbrica que su padre hacía.
Imágenes | Gastronomic Forum Barcelona
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