Es uno de los primeros experimentos científicos que prueban los niños y, a su vez, uno de los hechos más conocidos pero no por ello menos desconocido en cuanto al por qué se produce. De hecho, da incluso pie a algunos refranes sobre antagonistas.
El agua y el aceite son los grandes contrarios del día a día en nuestras vidas. Muchos los han intentado mezclar, han jugado a ser científicos probando a hacerlo más rápidamente o más lento, pero sigue siendo imposible unir estos dos líquidos en su estado normal.
Por supuesto, lo primero que todos aprendemos es que la diferencia de densidad entre el agua y el aceite es el principal motivo detrás de este llamativo fenómeno. Los dos son líquidos a nuestros ojos, pero cada uno con una densidad molecular muy diferente, lo que provoca que el aceite siempre se quede arriba independientemente de la cantidad que se añada de cada uno de ellos.
No obstante, no es la verdad total, ya que aunque la densidad juega un papel importante, no es la única razón detrás de este fenómeno. La polaridad es la incógnita que acaba por determinar el resultado del experimento de mezclar agua y aceite. Mientras que el H20 cuenta con polos positivos y negativos, como si fuera un imán, el líquido resultante de las aceitunas carece de ellos, de ahí que no se atraigan, como cuando acercas un imán a un trozo de tela.
Las moléculas que forman el agua, el líquido más denso, son pequeñas y con carga positiva y negativa. Por su parte, el aceite está formado por moléculas grandes sin carga eléctrica. Esto acaba de definir su incapacidad de unirse en una mezcla homogénea.
Pese a todo, ambos líquidos son muy habituales en la cocina y, por ello, hay ocasiones en que se usan dentro de las misma receta, incluso a la vez. ¿Eso significa que no es cierto que no se pueden mezclar? No, pero sí que hay maneras de hacer que, al menos, trabajen juntos.
Unidos en la cocina
El nexo de unión culinario entre agua y aceite es a la hora de cocer pasta. Todos hemos visto o escuchado a alguien que afirma que echar un poco de aceite en el agua cuando se cuece pasta ayuda a que no se pegue. Esto cabe decir que es más un mito que una realidad, porque para evitar que se pegue lo mejor es removerla regularmente y unas gotas de aceite no van a cambiar demasiado.
No obstante, hay personas que sí encuentran positiva esta adición toda vez que notan la pasta más suave. No hay ninguna demostración científica detrás de esto, pero sí que se aleja de los mitos. Ahora bien, nunca le eches aceite a la pasta delante de un italiano o puede que se moleste.
En platos de cuchara como un buen puchero, un emblanco o unas lentejas, agua y aceite vuelven a trabajar juntos. En estos casos donde el caldo es inherente al plato, sí que se ve una combinación interesante, ya que al trabajar a altas temperaturas, vemos que el aceite se diluye un poco en el agua. No es que literalmente se diluya y todo lo que hemos comentado cambie, pero sí que se aprecian unas burbujas más pequeñas y mejor distribuidas y no una capa uniforme como si lo hiciésemos en frío.
Con todos estos ejemplos ya sabes lo que debes decirle a aquellos que te digan que cómo vas a mezclar agua y aceite en la comida, demostrando que aunque sean antagonistas fuera de los fogones, dentro, como los grandes jugones en el terreno de juego, **se entienden con facilidad.
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