Joana Costa
EditorLa carne picada se oxida con facilidad. El color rojo brillante que todos buscamos es resultado de su exposición al oxígeno. Cuando está más apretada o lleva tiempo almacenada, el centro puede tornarse gris sin que eso implique peligro.
Según expertos en seguridad alimentaria de la USDA, lo importante no es solo el color, sino el olor, la textura y la fecha de caducidad. Si huele mal, tiene una textura viscosa o ha pasado su fecha, mejor no arriesgar.
El tono grisáceo, por sí solo, puede ser normal. La oxidación es un proceso químico inevitable que ocurre incluso en productos frescos. El problema viene cuando se combina con otros signos de deterioro.
Es decir, solo con el color no basta para juzgar si la carne se ha echado a perder: es necesario considerar los otros factores y decidir en conjunto. Mientras que la oxidación puede ser normal, el cambio de olor y de textura son claras señales de aviso.
No romper la cadena del frío
Para conservarla en buen estado la carne picada, se recomienda guardarla en la parte más fría de la nevera, usarla en 1-2 días y evitar romper la cadena de frío. También se puede congelar si no se va a consumir pronto.
La cocción completa mata la mayoría de bacterias superficiales, pero no elimina los riesgos si la carne ya estaba en mal estado. Cocinar no es una solución mágica para comida dudosa.
Las plataformas de seguridad alimentaria coinciden: hay que usar todos los sentidos. Mirar, oler y tocar. Si algo no convence, mejor no comerlo. Más vale desperdiciar 5 euros que acabar con una intoxicación.
En definitiva, una mancha gris no es una condena de por sí pero tampoco una garantía. Saber interpretarlo es clave para aprovechar mejor los alimentos sin poner en riesgo la salud.
Así, la próxima vez que dudes frente al frigorífico, recuerda: no todo lo feo está malo, pero lo dudoso siempre debe quedarse fuera del plato sí o sí para evitar otros sustos.
Foto | Angele J
