Hay rituales cotidianos que ya no se cuestionan: el café con leche a media mañana, la siesta de domingo y el flan en la nevera. Ese postre modesto, apilado en packs de seis, parecía inmune al vaivén de los mercados, pero ni el flan se salva. Según ha revelado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la reduflación ha llegado también al mundo de los postres de forma descarada. Y no solo se nota en el bolsillo: también en el hueco que deja en el estómago.
Aunque el envase siga igual de redondeado y el cartón mantenga sus promesas azucaradas, lo que hay dentro pesa menos, y no es solo una sensación. Un análisis de 54 flanes de huevo de venta en supermercados de la OCU ha puesto sobre la mesa lo que no nos negamos a ver.
Este análisis revela varios casos de reduflación y cheapflación, estrategias engañosas y anticompetitivas que se caracterizan por encubrir la subida del precio de los alimentos a base de reducir la cantidad o la calidad del producto manteniendo el precio (y el diseño) del envase.
En concreto, la reduflación, que consiste en reducir la cantidad de producto manteniendo el precio del envase, un fenómeno que se observa en el Flan sabor vainilla de Danone, que reduce su contenido por envase de 100 a 95 gramos (un 5% menos), enmascarando un incremento del precio del 4%.

Peores ingredientes
Entre los que no reducen cantidad, pero sí calidad, la OCU también ha identificado a varias marcas. Esta práctica que se basa en reducir la calidad de los ingredientes manteniendo el precio del envase, se ha detectado en el Flan de huevo de Milsani (Aldi), que sustituye la leche entera por semidesnatada (más barata) y rebaja la cantidad de huevo: del 28% al 26%.

Informar al consumidor
La OCU recuerda que tal y como ya recoge la legislación de países como Francia y Alemania, OCU considera que el consumidor debe ser informado de cualquier reducción del contenido (reduflación) o de la calidad de los ingredientes (cheapflación) de un alimento preenvasado que mantenga el precio y el diseño del envase con el fin de ocultar una subida de su precio de venta.
La organización recuerda que estos cambios en las condiciones del producto deberían de advertirse de forma inequívoca clara y comprensible en el envase del producto. En su defecto, el fabricante tendría que informar expresamente de estas prácticas a los distribuidores para que se advierta de forma independiente y adicional junto al precio por unidad de medida de ese alimento en el lineal del supermercado.
Fe de errores: en una primera versión de este artículo se indicaba, por error, que La Fageda había incurrido en reduflación reduciendo sus flanes de 125 a 110 gr, pero en realidad siempre han pesado 110 gr.
Foto | António Ribeiro, Danone, Aldi