Para esto usan en Italia las inútiles servilletas de bar que no absorben nada: no son para limpiarse

En Italia, esas servilletas casi transparentes tienen un uso particular que sorprende a los turistas por su sencillez 

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Joana Costa

Editor

Pocas cosas desconciertan tanto como pedir un café o un aperitivo y encontrarse con esas servilletas de bar que parecen de papel cebolla. Son finas, casi translúcidas, y se rompen al mínimo intento de limpiarse los labios, aparte de esparcirlo todo. Más que servilletas, parecen un simulacro de papel.

La primera reacción es de incredulidad. ¿Cómo tanta tradición gastronómica puede conformarse con algo tan frágil? El error está en pensar que su uso es el mismo que el de una servilleta convencional.

En realidad, estas piezas tienen un propósito mucho más específico, ligado a la cultura del bar y sus rituales cotidianos. Así lo muestra una chica italiana que, para empezar, aclara que se trata de servilletas de repostería específicas.

Ciertamente, lo que muchos desconocen es que estas servilletas no están pensadas para limpiarse, sino para envolver la pasta, normalmente glaseada y de toque pegajoso, y llevársela a la boca sin pringarse. 

Según muestra una creadora de contenido en Italia, se colocan alrededor de la pasta, de modo que se evita mancharse las manos con restos de líquido, huellas de grasa o incluso azúcar pegajoso. Un detalle simple que encaja perfectamente en la rutina de un aperitivo rápido y pulcro.

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Un gesto cultural

En Italia, el bar es un lugar de paso, de consumo veloz y casi ritualizado, como en España. El café se toma de pie, en la barra, y las servilletas cumplen con ese mínimo necesario: mantener las manos limpias mientras se sostiene el bocado goloso. Por eso no necesitan ser resistentes ni absorbentes. Su función no es limpiar, sino aislar discretamente.

Acostumbrados a servilletas firmes y útiles, los inexpertos suelen quejarse de lo inútiles que resultan estas piezas que están en toda clase de bares. Sin embargo, al entender su función práctica, cobran sentido: no están diseñadas para cenas largas, sino para el consumo rápido de un espresso o un croissant. Son parte del idioma del bar. 


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Una solución ecológica involuntaria

Otro detalle interesante es que, al ser más finas, estas servilletas implican un menor uso de papel. Puede que no haya sido pensado como gesto sostenible (seguro que no, desde sus inicios pre-ecofriendly), pero en la práctica se traduce en un consumo más reducido de material. Una paradoja en la que lo que parece una carencia termina siendo una ventaja ambiental.


Esas servilletas que tantos consideran innecesarias tienen un propósito muy claro: evitar que la bollería se conviertan en un problema de limpieza. No son la herramienta ideal para limpiar la boca, pero sí para mantener intacta la experiencia de bar. Como muchas tradiciones, se entienden mejor cuando se observa el contexto: no es una cuestión de calidad, sino de costumbre. Y ahí reside su verdadero sentido.

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