Amantes de la cocina a fuego lento, ¡uníos!

Amantes de la cocina a fuego lento, ¡uníos!
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Me gustá la cocina a fuego lento y os diré porqué. Odio las ollas a presión y de cocción rápida y os diré porqué. Defiendo la cocina como lugar de reunión, me gusta cocinar para mis amigos, amo los colores, los olores, los sabores, las sensaciones de todos los alimentos. Os diré porqué.

Abre un paquete, abre la bolsa de dentro, descongela, frie. En el peor de los casos añade agua, la de las instrucciones, no te pases. ¡No! No me gusta, prefiero una bolsa donde venga ya el agua congelada. ¿Y el aceite? Debería venir congelado ya, ¿Por qué tengo que añadirlo yo? No tengo tiempo de ir al supermercado a comprar aceite, no tengo tiempo de andar leyendo instrucciones, no tengo tiempo de andar añadiendo cosas a una bolsa. ¿Rico? Da igual, que más da, es comida.

¡Basta! ¡Basta ya! Amantes de la cocina a fuego lento, ¡uniros!

La cocina es un cuadro. Es una ventana hacia un mundo de sensaciones inimaginables e infinitas. Vemos multitud de colores, los colores de las estaciones del año, los colores vivos de la primavera, los pardos del otoño, los grises y blancos brillantes del invierno y los rojos y tostados del verano. Vemos los colores del campo desde el amarillo de la estepa hasta los verdes de los montes.

Sentimos los aromas reconfortantes del café, antaño hecho en puchero al lado de la leña. El olor de un pan tostado te hace sentir comodo como un sabado por la mañana. Aromas dulces de una salsa de tomate haciendose lentamente. El acido de un limon o el vinagre en una ensalada. Acercarse a una olla con el crepitar de la ebullición y oler esos aromas calidos, fuertes o suaves, es apreciar el esfuerzo, el amor y el cariño con el que cocinamos para los demás.

Saborear. Degustar, deleitarse lentamente con los sabores que nos ofrece el mercado. Sabores que explotan como un mar de sensaciones directamente en nuestro paladar. No tiene precio.

Oir. Debemos oir los ruidos de la cocina sin prisas como el que escucha una sinfonia. Relajarnos en la cocina sintiendo que lo que hacemos es lo que sentimos. Sintiendo lo que hacemos.

Por todo esto, me gusta la cocina a fuego lento. ¿Más razones?

Foto | Panoramio

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