No tires tus frascos de perfume: se pueden convertir en un precioso recurso para decorar tu casa

Estos envases tienen una larga vida más allá de la de albergar las esencias de la vida contemporánea: esto es lo que puedes hacer para retener su belleza en tu casa

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Joana Costa

Editor

Hay objetos que, por alguna extraña regla no escrita, terminan en la basura sin haber agotado su verdadero potencial. Los frascos de perfume vacíos son el mejor ejemplo: piezas de vidrio grueso, con formas caprichosas y tapones de fantasía que merecen un destino mejor que el contenedor amarillo.

Al fin y al cabo, nadie dijo que solo las flores necesitan un jarrón de diseño. Por ello, los pequeños frascos de fragancias olvidadas pueden renacer como floreros minimalistas, aportando un toque chic y gratuito a cualquier rincón de la casa. Lo único que hace falta es un poco de agua, una ramita seca y mucha actitud de reciclaje.

Transformar estos envases no es solo un ejercicio de sostenibilidad; es una declaración de estilo. En un mundo saturado de objetos prefabricados, rescatar lo que ya tenemos se convierte en una forma de lujo discreto, casi revolucionario, de vintage verdadero.

El proceso es más sencillo que montar un mueble sueco. Basta con limpiar bien los frascos (un baño de agua caliente y detergente hace milagros) y, si es necesario, quitar válvulas metálicas o etiquetas rebeldes con la ayuda de acetona o alcohol. El objetivo es dejar el vidrio tan limpio como el día en que se expuso en la perfumería.

Floreros personalizados

Luego, viene la parte divertida: decorarlos al gusto. Desde pintarlos en aerosol dorado hasta vestirlos con cintas de raso o cuerda de yute, las posibilidades son infinitas. Y, sinceramente, un pequeño ejército de floreros personalizados tiene más carácter que cualquier centro de mesa comprado en serie.

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Estos mini floreros funcionan a la perfección en escritorios, estanterías de baño o mesitas de noche, también en un rincón de la alacena de la cocina para dar un toque rústico. Una flor de tallo corto, un brote de lavanda seca o incluso una ramita de eucalipto basta para completar cualquier conjunto.

Además, usar frascos de perfume reciclados como floreros ayuda a reconciliarse con la idea de sostenibilidad estética. No hace falta renunciar a lo bonito para ser responsables: basta con mirar los objetos cotidianos desde otra perspectiva.

Fotos | MART  PRODUCTION

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