La historia del primer cava que abrió las puertas de la Casa Blanca

La historia del primer cava que abrió las puertas de la Casa Blanca
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De sobra es sabida, con sus más y sus menos, la afición que de una forma u otra han tenido los distintos presidentes de Estados Unidos al vino. Con la Casa Blanca como epicentro del poder estadounidense desde hace 230 años, son varias decenas los presidentes que han pasado por sus paredes y que, de paso, han brindado en sus salones.

Curiosamente, uno de los presidentes que más amaron el vino fue uno que nunca habitó en el 1600 de Pennsylvania Avenue, como fue George Washington, buen amigo del vinho de Madeira. Distinto es el caso de Thomas Jefferson, tercer presidente, que entre 1801 y 1809 desempeñó el cargo y, de paso, fortaleció el consumo del vino en Estados Unidos liquidando aranceles a vinos de, entre otros países, España, aunque no evitó que fuera un gran fan del vino de Burdeos.

No obstante, no sería Jefferson el único enófilo en el poder en la nación más poderosa del mundo. También tendría buena afición al vino otros presidentes como James Buchanan, Ulysses S. Grant o John Adams, todos ellos en el siglo XIX.

Sin embargo, el siglo XX —y el siglo XXI— también ha dejado buenas pinceladas de páginas enológicas entre los ilustres habitantes de la Casa Blanca. De hecho, Barack Obama ya gozaba con frecuencia del vino antes de la presidencia, teniendo una importante bodega mientras era senador por el estado de Illinois.

Una Guerra Fría y un brindis con cava

Antes que él, los nombres que hoy nos interesan para saber el primer presidente que abrió las puertas al cava español de Washington nos trasladan a los años 50 del siglo XX. De hecho, no fue el único descorche, pues en la visita de Dwight 'Ike' Eisenhower encontramos al 'sacacorchos' del cava.

Claustro Un antiguo claustro carmelita en la propiedad de Perelada es el que da nombre al cava que consumió Eisenhower.

En plena Guerra Fría y ya inmersos en la década de los cincuenta, España comenzó a ser mirada con otros ojos en la escena internacional. Claudicados los extremismos europeos del nazismo y el fascismo, el nuevo orden en Occidente cambiaría la forma de mirar al franquismo.

A finales de los años 50, como gesto de ese aperturismo hacia el régimen del general Franco, el presidente Dwight Eisenhower rompería la barrera y se convertiría en el primer presidente de Estados Unidos en visitar España. Sería un 21 de diciembre de 1959 en una visita relámpago que Eisenhower tenía dentro de un 'tour' por otros 11 países con el fin de buscar apoyos anticomunistas.

La Carta De Agradecimiento De Eisenhower A Miguel Mateu Pla En 1960 La carta de agradecimiento de Eisenhower a Miguel Mateu Pla en 1960. ©Archivo Perelada.

Lo que quizá no esperase Eisenhower era poner 'cara' a un vino español que se asemejaba al champagne y que durante su presidencia —saldría del poder en 1961, cerrando el cupo de dos legislaturas posibles— llegaría puntualmente a la Casa Blanca.

Una puerta abierta al cava

Celebrado un banquete en el Palacio de Oriente esa misma noche del 21 de diciembre, fue el turno del industrial bodeguero Miguel Mateu para sacar de lo mejor de las bodegas Perelada un espumoso con el que brindar en la cena. Mateu seleccionó un cava, posteriormente bautizado como Gran Claustro, que satisfizo a Eisenhower.

Cava Gran Claustro 2017

El refrendo, un año más tarde, se materializó con una carta de agradecimiento de Eisenhower a Miguel Mateu Pla, que envió a mediados de julio de 1960 una partida de ese cava que había encandilado al presidente estadounidense. En la nota, taquigrafiada pero firmada a mano por Eisenhower se podían leer muestras de cariño no sólo al vino, sino a España donde, entre otras cosas, dejaba claro que "confío en que los futuros presidentes puedan visitar su hermoso país".

Botella Conmemorativa De La Visita De Richard Nixon C Todocoleccion Botella conmemorativa de la visita de Richard Nixon. ©TodoColeccion

Lo cierto es que más adelante la situación oficial se repetiría, aunque ya en 1965 las bodegas Castillo de Perelada decidieron dar nombre y forma oficial a ese cava que Eisenhower cató. Bajo el nombre de Gran Claustro, la bodega daría salida a un cava reserva que, con los años, iría cambiando en su composición, pero siempre bajo los principios de un cava de guarda al estilo brut nature.

Una referencia que, de nuevo, dos presidentes estadounidenses catarían en España durante sendas visitas oficiales. El primero, Richard Nixon, en 1970; el segundo —y último, hasta la fecha de hoy— Gerald Ford, que haría lo propio en 1975 y que también brindaron con los cavas Gran Claustro de Perelada.

Imágenes | Bodegas Perelada / TodoColeccion.com

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