Joana Costa
EditorAmantes de la jardinería, hay un árbol que parece sacado de un manual de “lo quiero todo y lo quiero ya”. Crece a una velocidad que desafía la lógica, tiene flores que enamoran y resiste temperaturas extremas como si nada.
Si estabas esperando dándole vueltas a qué plantar de nuevo este mes, aquí la tienes: el Paulownia, también conocido como árbol imperial o kiri, es la joya verde que tu jardín no sabía que necesitaba.
De aspecto majestuoso y crecimiento vertiginoso, este árbol puede alcanzar los cuatro metros de altura en solo dos años. Algunos ejemplares adultos llegan sin problema a los 15 o incluso 20 metros, lo que lo convierte en una opción top para crear sombra natural en tiempo récord. Ideal para patios sin refugio o jardines recién nacidos.
Profundas raíces
Su secreto está bajo tierra: el Paulownia tiene un sistema radicular tan eficaz que absorbe nutrientes y agua con una eficiencia envidiable. Gracias a eso, tolera sequías prolongadas, olas de calor y suelos poco generosos. En otras palabras, es como ese amigo que sobrevive a cualquier plan sin quejarse: siempre firme.
Y si pensabas que solo era funcional, prepárate para lo mejor: su floración lila, en cascada, es un espectáculo visual. Aparece en primavera y tiñe el árbol de tonos suaves y aromáticos, perfectos para transformar tu jardín en un rincón de revista. Además, sus hojas en forma de corazón no solo aportan sombra, sino también una atmósfera más fresca y relajante.
Aún hay más razones para rendirte al Paulownia: tiene beneficios ambientales y medicinales que no todos los árboles pueden presumir. Captura hasta el 50% del CO₂, produce más oxígeno que muchas especies comunes y enriquece el suelo gracias a sus hojas ricas en nitrógeno. Además, en medicina herbal se utiliza para tratar hinchazón, tos y hasta para desintoxicar el organismo.
Para quienes buscan ahora un árbol fácil de cuidar, que crezca rápido, dé buena sombra y encima florezca con estilo, el Paulownia es el candidato ideal. Y estas semanas de primavera son el momento perfecto para plantarlo. Porque sí, la naturaleza también entiende de timings.
Foto | Daka y Studio Naae
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