Comprar una planta suele empezar con un flechazo. El brillo de las hojas, la floración perfecta o ese porte que promete transformar un rincón pueden nublar el juicio de cualquiera. Pero, como recuerda el paisajista José González, fundador del proyecto Jardines con Vida, conviene detenerse antes de ponerla en la cesta.
En su cuenta de Instagram explica: "Las plantas de interior no son decoración; son seres vivos que necesitan cuidados desde el minuto cero". Y muchas de las pistas para saber si una planta va a prosperar, o a convertirse en un quebradero de cabeza, están a simple vista.
En su vídeo, González insiste en observar la estructura general del ejemplar. Las ramas deben estar firmes, equilibradas y sin fracturas; el follaje, uniforme y libre de manchas amarillas, bordes secos o puntos oscuros.
"Las plantas con crecimiento desordenado suelen haber pasado por estrés", señala. Esas señales, aparentemente menores, anticipan problemas de riego, enfermedades fúngicas o plagas, avisa.
Planta grande, maceta pequeña
Ese momento en el vivero en el que una planta frondosa parece una ganga puede ser, en realidad, una señal de alarma. "Desconfía de las plantas muy grandes que están en una maceta pequeña", advierte González.
Esta desproporción indica que lleva demasiado tiempo sin trasplante y que las raíces están comprimidas, dando vueltas sobre sí mismas dentro del recipiente, desafío con el que no desearemos encontraros una vez en casa.
Cuando el sistema radicular pierde espacio, la planta detiene su crecimiento y se debilita. Aunque un trasplante podría reanimarla, González recomienda optar por ejemplares cuyo tamaño sea proporcional al tiesto. Por ello, la maceta adecuada es un seguro de vida. Revisar la base es crucial: si las raíces asoman o rodean el borde interior, el recipiente ya se ha quedado corto.
El sustrato habla claro
Otro indicador fiable es el sustrato. Debe estar aireado, sin olores desagradables y con buen drenaje. Un sustrato compactado o con olor fuerte suele señalar problemas en las raíces. "Si el sustrato está apelmazado, probablemente el sistema radicular esté dañado", apunta el experto.
El drenaje correcto no solo evita encharcamientos: permite que las raíces respiren. Sin oxígeno, la planta puede parecer sana en superficie mientras se deteriora por dentro.
Revisar el envés: la zona de las plagas
Las señales más tempranas de pulgón, cochinilla o araña roja suelen ocultarse bajo las hojas. González recomienda mirar siempre el envés antes de comprar: puntos blancos, telillas finas o manchas pegajosas son motivos suficientes para dejar el ejemplar en el estante y buscar otro.
Las plagas no solo se propagan con rapidez, sino que pueden afectar a otras plantas de la casa, por lo que detectarlas a tiempo es esencial. También es especialmente importante no llevarse a casa ejemplares con sorpresa incluida.
Elegir con cabeza, no solo con los ojos
Más allá de la apariencia, González insiste en que la elección debe ser práctica: luz disponible, corrientes de aire, fuentes de calor y humedad ambiental condicionan la vida de cualquier planta. "Cada especie tiene sus exigencias. Si no se cumplen, la planta se debilitará, por muy bonita que parezca al principio", resume, de manera que hay que pensar las opciones que uno tiene antes de llevársela a casa.
Elegir bien en el vivero no garantiza que la planta viva para siempre, pero sí aumenta las probabilidades de que la convivencia sea larga, saludable y sin sorpresas desagradables. Como recuerda el experto, las hojas perfectas pueden engañar; las raíces, rara vez.
Foto | Pexels / @jardinesconvida/Instagram
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