Joana Costa
EditorLas fresas suelen asociarse a la primavera, pero con el método adecuado pueden producir durante todo el año incluso en balcones reducidos. La clave está en elegir variedades perpetuas, recipientes adecuados y un sistema de cuidado que favorezca un crecimiento estable sin grandes complicaciones.
Para empezar con su cultivo, se recomienda usar macetas profundas con buen drenaje, ya que las raíces de la fresa necesitan oxigenación constante. Un sustrato ligeramente ácido y aireado favorece la aparición de nuevos brotes fértiles.
La ubicación es fundamental: la planta requiere luz abundante, idealmente entre 5 y 6 horas diarias. En invierno, un pequeño aporte de protección contra el frío permite que siga activa y que no detenga su ciclo productivo.
Renovar el sustrato
El método continuado consiste en renovar parte del sustrato cada pocos meses y recortar estolones para dirigir la energía hacia la producción de fruta. Esto evita que la planta se agote y mantiene un ritmo regular de floración y maduración.
El riego debe ser frecuente pero moderado, evitando encharcamientos que arruinen la raíz. Un acolchado ligero ayuda a mantener la humedad y protege la superficie del sustrato de cambios bruscos de temperatura y evaporación.
Las fresas en maceta también agradecen abonados suaves cada dos semanas con fertilizantes ricos en potasio. Este aporte mejora el tamaño y el sabor del fruto sin forzar un crecimiento excesivo que comprometa la estabilidad del cultivo.
Adicionalmente, cada planta rinde mejor si se eliminan hojas viejas y flores enfermas, manteniendo un equilibrio entre vegetación y fruto. Este mantenimiento regular evita plagas y mejora la ventilación, crucial para evitar hongos en espacios reducidos.
Con estas pautas, cultivar fresas en balcones pequeños deja de ser un reto estacional y se convierte en un proyecto permanente. Un método accesible para disfrutar de fruta fresca en casa durante todo el año, incluso en espacios mínimos pero bien aprovechados.
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