Debido a la falta de costumbre que tenemos en España de tomar huevos para desayunar, se me suele olvidar lo riquísimos que están los huevos revueltos. Me lanzo a ellos en los buenos desayunos de hotel, pero en casa somos más de cocinarlos para almorzar o una cena saludable que se prepara en un momento. Son rápidos de hacer, aunque también es fácil estropearlos.
Te pueden gustar más o menos jugosos, pero a casi nadie le gustarán resecos, con texturas raras o consistencia gomosa. Por eso muchos chefs profesionales desarrollan su propia técnica con trucos particulares tras años de experiencia, más aún cuando se trata de cocineros anglosajones. Y Gordon Ramsay debe haber cocinado millones de huevos a lo largo de su vida, como buen británico asentado en Estados Unidos.
Tenemos muchas claves para hacer los huevos revueltos perfectos que puedes practicar en casa si te falta dominar la técnica, pero puedes empezar tomando nota de la advertencia clave que comparte Ramsay en uno de sus vídeos: mucho ojo con batirlos demasiado. De hecho, según el cocinero y presentador televisivo, lo mejor es no batirlos nada en absoluto.
“Nunca batimos los huevos antes de cocinarlos. Se vuelven granulosos”, afirma con rotundidad. Como mucho, recomendamos simplemente romper la yema con un tenedor para mezclarla muy ligeramente con la clara, pero eso de batir con varillas o un espumador no es lo más recomendable, salvo que prepares otras recetas derivadas, como los huevos pericos.
Claro que podrían gustarte precisamente los huevos revueltos esponjosos y secos, pero si quieres que te queden como mandan los cánones, muy melosos y jugosos, nada de batir. Se hace el revuelto directamente en la sartén al cocinarlos, evitando introducir aire que modifique la estructura del huevo.
mágenes | Unsplash/amirali mirhashemian
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