Cómo distinguir las mejores sandías ahora que llegan a las fruterías

Cómo distinguir las mejores sandías ahora que llegan a las fruterías
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Este año la temporada de sandía nacional ha arrancado muy temprano gracias a los primeros cultivos de invernadero solar, un proyecto nacido en Almería para satisfacer la demanda en auge de una de las reinas del verano. Nos gustan bien dulces, ligeramente crujientes, bien jugosas y sin pepitas, pero siempre surge la duda de qué sandía elegir a la hora de comprar. Hay algunos consejos de experto que nos pueden ayudar para acertar.

Las redes sociales siempre están dispuestas a echarnos una mano con supuestos trucos infalibles que cada cierto tiempo se viralizan entre las comunidades de usuarios. Por desgracia, cuanto más llaman la atención con sus promesas para cambiarnos la vida, menos credibilidad suelen tener.

Ocurrió hace poco con esta publicación de la usuaria lalupa en Twitter, que pretendía "salvarnos el verano" animándonos a mirar el culo de la fruta. Es decir, el extremo inferior. Ni qué decir tiene que se desarrolló un hilo de respuestas y reacciones de lo más variadas, con otros usuarios regalando su propia sabiduría y más de uno poniendo en duda la teórica técnica de reconocimiento.

Pero si bien es conveniente prestar atención a ciertos aspectos visuales de la sandía, el culo no es uno de ellos. O, al menos, no el más importante.

En qué fijarte para acertar comprando sandías este verano

En una fruta cerrada de corteza tan gruesa como la sandía, que no emite prácticamente ningún olor, es complicado saber a ciencia cierta si estará buena antes de abrirla o probarla. Hemos recurrido a la voz de la experiencia para recopilar algunos consejos y trucos que nos pueden ayudar para acertar. Pedro B. Fuchs, ingeniero agrónomo con una larga trayectoria trabajando a pie de campo en el sur y sureste de España, nos cuenta lo que ha aprendido de los propios agricultores y productores de sandías y melones.

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  • Compra en temporada y mirando bien la procedencia en la etiqueta. Ahora las primeras sandías empiezan a llegar desde finales de abril, aunque hasta finales de mayo o junio aún pueden colarse frutas africanas o americanas en los comercios.
  • Fíjate en el extremo superior. Las sandías se conservan mejor si mantienen una parte del pedúnculo que la unía a la mata, y debe estar sano, más bien seco, no verde ni húmedo.
  • Comprueba el peso. Depende un poco de la variedad y el tamaño, pero una sandía debe pesar lo que la lógica nos indica al verla antes de sostenerla. Si pesa, más pulpa y jugo tiene.
  • Dale ligeros golpes por varias partes. Una sandía bien madurada debe emitir un golpe seco profundo, como a hueco pero no en exceso. Si es un sonido irregular, mala señal.
  • Comprueba la textura. Que sea firme, dura, y que al presionarla con los dedos la piel apenas ceda un poco. Una sandía blanda estará pasada o incluso podrida por dentro.
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  • Prioriza las sandías con la piel lisa, sin daños visibles o excesivamente marcados, que al menos no tenga grietas, hendiduras o golpes.
  • Busca la mancha del suelo. Cuando se dejan madurar en la mata el tiempo justo, y la fruta no se ha movido durante su crecimiento, se forma una mancha irregular en un lateral o extremo. Esta debe ser de color amarillento o cremoso. Desecha las sandías con manchas blancas o verdes.
  • Si las sandías están amontonadas, elige mejor una del nivel superior que no haya estado sometida a un exceso de peso.
  • Compra sandías en comercios de confianza y que estén correctamente identificadas con su lugar de procedencia, productor y distribuidor. Los productores tienen fruta de sobra para comercializar solo la que realmente creen que es de buena calidad y que puede cumplir las expectativas del consumidor. Ningún profesional querrá "colar" sandías malas.
  • Aprende a distinguir las variedades del mercado para escoger la sandía en función de tus gustos. No todas tienen la misma textura ni saben igual, cada consumidor tendrá sus preferenias.
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Y el último consejo que cualquier agricultor veterano nos puede dar es, simplemente, rezar un poco para tener suerte. Como ocurre a veces con los vinos de las mejores bodegas, incluso controlando al máximo la producción y mirando con lupa la sandía, puede salir mala. La naturaleza sigue siendo caprichosa.

Fotos | Pixabay - Unsplash
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