
Se trata de una pechuga de pato, que una vez condimentada con sal, especias y hierbas aromáticas, debe permanecer en secaderos naturales durante un periodo determinado de tiempo, hasta que finalice completamente su curación. En el paladar es exquisito y delicado y es una pieza única para los buenos gourmets. Se aconseja utilizarlo en ensaladas tibias de pasas y piñones, con pan tostado acompañado de un buen vino, aunque tiene una gran variedad de combinaciones muy suculentas, siempre y cuando consigamos un maridaje perfecto entre los ingredientes.
Personalmente, nosotros elaboramos una especial ensalada a base de lechuga (romana o iceberg, según esté el mercado), rúcula, hoja de roble, canónigos, cebollino, queso semi-curado, nueces y jamón de pato con la correspondiente vinagreta, que como resultado da una majestuosa ensalada con una combinación de sabores estupenda. ¿Lo has probado ya?
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