No es Polonia un país muy conocido por sus cervezas, de hecho, las tres que he probado para hacer un repaso a las cervezas polacas no las conocía de antes, ni las he visto nunca en el supermercado, lo cual quiere decir que su mercado principal debe de ser el doméstico.
De la trilogía de cervezas que voy a catar, las tres más populares, no las mejores probablemente, he decidido comenzar por la cerveza Lech, seducido por su botellín verde y su diseño toscamente moderno. Que levante la mano aquel a quien le haya recordado a una mezcla entre Carlsberg y Heineken. Muy bien, ya podéis bajarlas todos.
Diseño y aspecto
Más allá de las similitudes con otras cervezas más conocidas, el envase presenta alguna peculiaridad, como unos pequeños puntitos de vidrio que sobresalen en los laterales, y que conforman una especia de superficie antideslizante. Imagino que para que no se resbale la botella cuando nuestras fuerzan flaquean al final de la noche.
Una vez vertida en la copa, el parecido con otras pale lager continúa: rubia, transparente, con una espuma blanca poco abundante y menos persistente. El carbónico se puede apreciar a simple vista, ya que presenta unas burbujas de tamaño considerable.
Nota de cata
En nariz es ligera, muy ligera, si acaso alguna nota lejana a fruta del lúpulo, y un regusto metálico que no augura nada bueno. Cuando nos la llevamos a la boca se confirman nuestras sospechas; entrada ligeramente dulce, poco cuerpo y un amargor escaso y no especialmente agradable, aunque sí diferente.
Tiene una graduación ligeramente superior a la habitual (5,2%) aunque no es que se note especialmente. Por lo general, una cerveza que guardaré en mi memoria solo para evitarla cuando viaje a Polonia, al igual que aquí suelo evitar las cervezas a las que se parece su botellín.
Cerveza Lech
Pale Lager 5,2% Vol. Puntuación: 5
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