Hace unos días me llegó la información sobre la existencia de Gik, un vino azul sin reglas de cata y lógicamente me llamó la atención ya que hasta ahora, el vino era blanco o tinto, con algunos tonos intermedios como los claretes, rosados y otros tonos más o menos dorados.
Profundizando en la información, me pareció divertido saber que el vino tenía este color tan peculiar de forma intencionada ya que en realidad es un vino al que se añaden unos pigmentos vegetales para provocar su peculiar color casi índigo, que recuerda al curaçao azul.
En realidad, casi podría decirse que el vino es muy azul en la botella y al servirse, pero en la copa, puedes verlo azul o verlo tinto dependiendo del ángulo en que lo mires o fotografíes.
En su web, los creadores de este vino afirman que lo han conseguido tras dos años de investigación y la ayuda de dos organismos de tecnología alimentaria. Se trata de un producto lanzado por seis jóvenes españoles que han creado un vino tan diferente a los habituales como su color, para que sea un vino sin reglas.
Nada de tinto para carne y blanco para pescados. El vino azul acaba con esta discusión y vale para todos los platos y para todos los gustos. Este vino azul se produce y embotella en distintas bodegas y para su elaboración utiliza diferentes tipos de uva, incluso mezclando tintas y blancas, por lo que no cabe su catalogación en una categoría.
Lo probamos
Evidentemente este vino no estará en una guía Peñín ni será objeto de estudio por expertos catadores, pero la idea me parecía tan divertida y atrevida que me animé a probarlo, tanto solo como en compañía de unos amigos, gente no relacionada con la gastronomía que se dedica a otras ocupaciones de todo tipo.
La primera reacción, simplemente al ver el vino, fue de gran expectación. Hay que probarlo. Y tras servirlo, brindar y dar el primer trago, llegó la primera sorpresa. El vino es dulce, suave y fácil de beber. Como un vino blanco ligeramente afrutado, el vino "entra" muy bien, pero deja un sabor y un recuerdo muy interesante en la boca.
Casi pide otro trago, y otro, y en un momento, la botella que habíamos repartido en ocho copas, se ha terminado. Cuando les pregunto por su experiencia, todos me dicen que les encanta para tomar una copa como aperitivo, que mejor servirlo más frío (como los blancos) y que la verdad es que estaba rico.
Mi opinión, coincide con la de mis amigos. Resulta un producto curioso y divertido para utilizar en reuniones de amigos como elemento inicial para romper el hielo o desinhibirse, y además está rico. No hace falta buscar más razones para probarlo y sacar cada uno sus propias conclusiones.
Más información | Gik.Blue
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